Francisco finaliza sus catequesis sobre la ancianidad en las audiencias generales en Aula Pablo VI del Vaticano, el miércoles 24 de agosto, en la que hizo una meditación tras la reciente solemnidad de la Asunción de la Virgen María. El Papa se refirió a «esa plenitud de vida que nos espera a todos» más allá de la muerte e indicó que en la subida en cuerpo y alma al cielo de la Virgen y también en la Ascensión del Señor «se anticipa el destino de la Resurrección que nos concierne».
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Suscríbase al boletín de VenLReiteró que Jesucristo fue el primero que resucitó y que «luego iremos nosotros», puesto que nuestro destino es resucitar. «Si el primero ha sido un nacimiento sobre la tierra, el segundo es el nacimiento en el cielo. ¡Jesús resucitado con su cuerpo vive en la intimidad trinitaria de Dios! Y en ella no pierde la memoria, no abandona su propia historia, no disuelve las relaciones en las que vivió en la tierra», aseguró el Pontífice.
Sostuvo que para los ancianos «una caricia, una sonrisa, un gesto, un trabajo apreciado, una sorpresa inesperada, una alegría acogedora, un vínculo fiel se hace más intensa». Francisco, que finaliza sus catequesis sobre la ancianidad, instó a contemplar el transe de la muerte con esperanza, dado que «lo mejor de la vida está por verse». «Pidamos al Señor que, en el camino de esta vida terrena, sepamos sembrar con gestos de amor y ternura lo que cosecharemos en el Reino de los cielos», exhortó.
En la vejez, lo esencial de la vida, lo que más apreciamos al acercarnos a nuestra despedida, nos parece definitivamente claro. Toda nuestra vida parece una semilla que deberá ser enterrada para que nazca su flor y su fruto.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) August 24, 2022
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