Francisco reiteró que «Cristo, vencedor del pecado, nos exhorta a no rendirnos frente al mal», en su mensaje de Pascua a los fieles de la ciudad de Roma y del mundo, desde el balcón de la basílica de San Pedro, en el que impartió la Bendición Urbi et Orbi del Domingo de Resurrección, el 17 de abril. El Papa presidió antes una Misa ante unos 100.000 fieles presentes, tras una pausa de 2 años debido a la pandemia de COVID-19.
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«Hoy más que nunca resuena el anuncio pascual tan querido para el Oriente cristiano: ‘¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!’. Hoy más que nunca tenemos necesidad de Él, al final de una Cuaresma que parece no querer termina. Hemos pasado 2 años de pandemia, que han dejado marcas profundas. Parecía que había llegado el momento de salir juntos del túnel, tomados de la mano, reuniendo fuerzas y recursos. Y en cambio, estamos demostrando que no tenemos todavía el espíritu de Jesús, tenemos aún en nosotros el espíritu de Caín, que mira a Abel no como a un hermano, sino como a un rival, y piensa en cómo eliminarlo», precisó.
«¡Dejemos entrar la paz de Cristo en nuestras vidas, en nuestras casas y en nuestros países!», solicitó el Pontífice, tras animar a que nos «dejémonos vencer por la paz de Cristo». Reiteró que «toda guerra trae consigo consecuencias que afectan a la humanidad entera». «Ante los signos persistentes de la guerra, como en las muchas y dolorosas derrotas de la vida, Cristo, vencedor del pecado, del miedo y de la muerte, nos exhorta a no rendirnos frente al mal y a la violencia», enfatizó el Papa Francisco.
¡Dejémonos vencer por la #paz de Cristo! ¡La paz es posible, la paz es necesaria, la paz es la principal responsabilidad de todos! pic.twitter.com/QYWFSDiCXE
— Papa Francisco (@Pontifex_es) April 17, 2022
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