El cardenal chileno y prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino, Jorge Medina Estévez, que anunció al mundo la elección del Papa Benedicto XVI en 2005, fallece a los 94 años en Santiago de Chile, el domingo 3 de octubre. El purpurado sirvió como obispo en 2 diócesis del país trasandino y en distintos dicasterios en el Vaticano. Fue miembro de las Congregaciones para el Clero, para la Doctrina de la Fe y para los Obispos; del Pontificio Consejo para la Familia y de las Comisiones para América Latina y Ecclesia Dei; y también de la Comisión Teológica Internacional y de la comisión encargada de elaborar el borrador del Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) en 1992. Es autor de numerosas obras: libros, folletos teológico-pastorales y artículos sobre temas eclesiológicos, de espiritualidad y derecho canónico.
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Suscríbase al boletín de VenL El purpurado, que nació el 23 de diciembre de 1926 en Santiago de Chile, estudió en el Seminario Menor de Santiago, en Santiago; y en la Pontificia Universidad Católica de Santiago. El cardenal chileno Jorge Medina, que fallece a los 94 años, fue ordenado sacerdote el 12 de junio de 1954. Fue miembro de la facultad del Seminario Mayor de Santiago de Chile. Asistió como perito al Concilio Vaticano II, de 1962 a 1965. Fue Consultor de varios dicasterios de la Santa Sede . El 21 de junio de 1996 fue nombrado pro prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Juan Pablo II lo creó cardenal el 21 de febrero de 1998. Fue nombrado prefecto el 23 de febrero de 1998. Renunció a la Prefectura de la Congregación el 1 de octubre de 2002. El 24 de febrero de 2005 fue nombrado protodiácono del Colegio Cardenalicio.
Medina participó en el Cónclave del 18 al 19 de abril de 2005. Como cardenal protodiácono, Medina tuvo su cargo el anuncio de la elección de Benedicto XVI el 19 de abril de 2005 con el «Habemus papam»; y en la ceremonia de inicio de su pontificado le impuso el palio arzobispal, el 24 de abril de 2005. El Papa Francisco envió su pésame a los familiares del difunto prelado y a los fieles de la Iglesia en Rancagua y Valparaíso en las que sirvió como pastor, en un telegrama dirigido al nuncio en Chile, Alberto Ortega. «Recordando a este abnegado prelado que, durante años y con fidelidad, entregó su vida al servicio de Dios y de la Iglesia Universal también como Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ofrezco sufragios por el eterno descanso de su alma, para que el Señor Jesús le otorgue la corona de Gloria que no se marchita», enfatizó.
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