La abogada Martha Molina, activista católica que documenta actos de persecución de la dictadura sandinista y actualmente exiliada en Estados Unidos, aseveró que la expulsión de las religiosas misioneras de la Fraternidad Pobres de Jesucristo en Nicaragua llevó al hambre a los indigentes que asistían en las calles de León, dado que decenas de personas solían recibir comida caliente de ellas todos los días y ahora no pueden encontrar asistencia en ningún otro lugar. Las miembros de la orden femenina brasileña fueron expulsadas de Nicaragua el 3 de julio pasado. Según el informe, al menos 100 personas se enfrentan ahora al hambre.
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«En León, como en todas las ciudades nicaragüenses, hay una gran población sin hogar. Los voluntarios que trabajaron con las monjas me dijeron que esas personas están ahora desamparadas», afirmó Molina a ‘Crux’. El diario local ‘La Prensa’, enfatizó que la mayoría de las personas a las que ayudaron las misioneras pasan la noche en parques de la ciudad y cerca de un hospital. Además, precisó que cuando ven pasar a alguno de los voluntarios por la región donde la fraternidad solía distribuir alimentos, se acercan a ellos y les preguntan por las misioneras. La casa del grupo expulsado fue visitada por funcionarios de la autoridad nicaragüense de migración a altas horas de la noche del 2 de julio. Los empleados inspeccionaron el lugar donde vivían 3 misioneras —2 brasileñas y una paraguaya—.
Las misioneras fueron informadas en Managua de su deportación y trasladadas a la frontera con Honduras. Desde allí, fueron a El Salvador, donde colegas de la misión salvadoreña de la orden las recibieron. La noticia de su expulsión por el régimen de Daniel Ortega generó la indignación de la disidencia nicaragüense y de la Iglesia en Brasil. El obispo de Mogi das Cruzes, Pedro Luiz Stringhini, diócesis a la que está vinculada oficialmente la fraternidad, aseguró que él «y la diócesis repudian la persecución que la Iglesia está sufriendo por parte de la dictadura nicaragüense». «Es aún peor si tenemos en cuenta la labor que realiza la Iglesia, la ayuda que presta a las personas más necesitadas en varios aspectos además de la evangelización, incluyendo la labor social», indicó.
Molina reiteró que las misioneras de la fraternidad «no tenían ningún activismo político y nunca habían criticado a la dictadura nicaragüense». Además, denunció que Ortega tiene un plan para expulsar a todos los misioneros extranjeros y miembros del clero como parte de su persecución de la Iglesia católica. Recordó que a los religiosos y religiosas nicaragüenses que trabajan en otros países e intentan regresar también se les negó la entrada. «El régimen crea excusas burocráticas, acusando a los misioneros católicos de no presentar un determinado documento, por ejemplo. Pero cuando intentan presentarlo, las autoridades se niegan a aceptarlo», aseveró.
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