DIÁLOGO VIVO CON SAN JUAN DE LA CRUZ: CONVERSACIONES SUBIENDO AL MONTE (18).

Continuación de Diálogo vivo con san Juan de la Cruz: Conversaciones subiendo al monte (17).

Por Silvio Pereira.

18. Cuando Dios comienza a comunicarse más directamente al alma

Inigualable Doctor y amigo de camino, Fray Juan, debemos adentrarnos ahora en territorios absolutamente desconocidos a una gran multitud de discípulos. Roguemos al Señor conceda a nuestros lectores la paciencia necesaria y a nosotros claridad de espíritu. Sobre todo pienso en aquellos hermanos que hayan alcanzado esta altura del sendero hacia la cima, esperando serles buena compañía, cálida y fraterna; pues por aquí andamos más en soledades y harto extraño es encontrarse a otros peregrinos. Nos enseñas según tu ciencia que hay cuatro aprehensiones del entendimiento, puramente espirituales, que llamas: visiones, revelaciones, locuciones y sentimientos espirituales.

«…sin algún medio de algún sentido corporal exterior o interior, se ofrecen al entendimiento clara y distintamente por vía sobrenatural pasivamente, que es sin poner el alma algún acto u obra de su parte, a lo menos activo» (SMC L2, Cap. 23,1).

Anteriormente, lo que en el ejercicio de la oración se percibía comunicado por Dios, se conocía por el registro de las sensaciones corporales y figuraciones imaginarias, de las emociones y sentimientos o de las ideas y raciocinios producidos. Pero en este punto no hablamos de un ejercicio concreto, es decir de una actividad orante llevada adelante por nosotros. Ahora estamos en el terreno propio de lo infuso. Supone pues el estado o gracia de quietud o recogimiento interior. Y con mucho cuidado debe hablarse de pasividad para que no sea entendido en un sentido quietista como anulación o extinción de las operaciones del alma. También supone entonces el surgimiento en gracia de una receptividad ampliada y de un nuevo sentido interior netamente espiritual. Para expresar cuanto en la contemplación se recibe de Dios suelo afirmar que aquí todo pasa más allá de sentimientos y pensamientos, y más allá significa no su eliminación sino su superación, o mejor dicho ya no destaca la percepción de lo producido por nuestra acción sino más bien de lo regalado por la Suya. Una comunicación más directa, más intuitiva, más espiritual ha comenzado.

«A lo que recibe el entendimiento a modo de ver —porque puede ver las cosas espiritualmente así como los ojos corporalmente— llamamos ‘visión’; y a lo que recibe como aprehendiendo y entendiendo cosas nuevas, así como el oído oyendo cosas no oídas, llamamos ‘revelación’; y a lo que recibe a manera de oír, llamamos ‘locución’; y a lo que recibe a modo de los demás sentidos, como es la inteligencia de suave olor espiritual, y de sabor espiritual, y deleite espiritual que el alma puede gustar sobrenaturalmente, llamamos ‘sentimientos espirituales’. De todo lo cual él saca inteligencia o visión espiritual, sin aprehensión alguna de forma, imagen o figura de imaginación o fantasía natural, sino que inmediatamente estas cosas se comunican al alma por obra sobrenatural y por medio sobrenatural» (SMC L2, Cap. 23,3).

Estimado fray, ya habíamos adelantado que nos clasificas estas comunicaciones espirituales en cuatro tipos: visiones, revelaciones, locuciones y sentimientos espirituales. Y evidentemente la clave en tu escrito son los giros «a modo de», «a manera de» y el adverbio «como». Nos introduces pues en la dinámica de la analogía. Porque no hay forma de poder decir lo que la palabra humana no termina de alcanzar sino la comparación con lo conceptualizable. El encuentro místico con el Misterio de Dios y su acción salvífica pues lo presentas en continuidad y discontinuidad a las percepciones de los sentidos corporales y comprensiones tanto intelectuales como sensaciones y sentimientos. Pues ahora todo es de orden sobrenatural, desnudo ya de toda forma, figura o imagen natural.

Soy consciente que leer e interpretar la experiencia mística es una tarea asequible a quien ya tiene vida mística en sí, y a su vez configura un empeño arduo y habitualmente desmotivador para quien carece de ella. No desmayes, pide crecer en el amor de unión a tu Señor. La experiencia escondida en Dios alumbra la ciencia escondida en Dios.

Finalmente nos señalas que este género de comunicaciones más puramente espirituales, directas e interiores y sin mediaciones operativas son más seguras y menos influenciables por la acción engañosa del Adversario.

«…son más nobles aprehensiones y más provechosas y mucho más seguras que las corporales imaginarias —por cuanto son ya interiores, puramente espirituales y a que menos puede llegar el demonio, porque se comunican ellas al alma más pura y sutilmente sin obra alguna de ella ni de la imaginación, a lo menos activa—» (SMC L2, Cap. 23,4).

¡Oh cuánto más debes esperar en Dios de lo que esperas! Al concluir este apartado así quiero animarte. Dios es mucho más grande que tus sensaciones y por supuesto supera todas tus interpretaciones e imágenes acerca de Él. Y te ha creado para la Alianza. Tu humanidad ha sido diseñada para una comunicación plena con Él, elevada y simple, pura y desbordante de sentido. Si lograras al fin entregarte y ponerte en sus manos dejándolo actuar y no resistiéndote a su Sabiduría escondida ni intentando tú retomar la conducción por temor a no tenerlo todo en tus manos, ¡cuánto bien y provecho en tu alma gozarías!

DIÁLOGO VIVO CON SAN JUAN DE LA CRUZ: CONVERSACIONES SUBIENDO AL MONTE (18).

Foto principal: Revista Casapaís.

El Padre Silvio Dante Pereira Carro es también autor del blog Manantial de Contemplación. Escritos espirituales y florecillas de oración personal y tiene el canal de YouTube @silviodantepereiracarro.

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