La Custodia de Tierra Santa celebra el memorial de la presencia, predicación y milagros de Jesús en la ciudad de Cafarnaúm, ubicada a orillas del Mar de Galilea, el 9 de octubre pasado. El custodio de Tierra Santa, Francesco Patton, presidió la Misa en la que participó un grupo de sacerdotes y monjes, en presencia de una gran multitud de fieles de Jerusalén, Nazaret y ciudades y pueblos vecinos. Pattón reiteró que «muchas páginas del Evangelio se escriben en Cafarnaúm», puesto que allí Jesucristo habitó, llamó, sanó, perdonó, enseñó y realizó milagros.
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«El día a día de Jesús se establece aquí en Cafarnaúm, la curación del paralítico que escucharemos en la misa de hoy tiene lugar aquí en Cafarnaúm. La curación de la hija de Jairo, también de la mujer con hemorragia; la llamada a los primeros 4 discípulos Pedro, Andrés, Santiago y Juan sucede aquí. Y además esa hermosa historia extraordinaria que se encuentra en el capítulo sexto de San Juan, que es el sermón que da Jesús, el sermón sobre el Pan de vida», reflexionó Patton, al referirse la celebración en la que la Custodia de Tierra Santa celebra el memorial. Sostuvo que todo eso «permite a los peregrinos ver las páginas del Evangelio, ver el escenario en el que están ambientados todos esos Evangelios y en cierto modo permite a los peregrinos a través de la experiencia del lugar sentir la verdad del Evangelio con más intensidad y profundizar en su fe».
Las excavaciones franciscanas desenterraron pequeños barrios con casas de piedra de basalto y los restos de lo que fue una sinagoga donde Jesús iba y enseñaba a las multitudes. Incluso se descubrió una iglesia bizantina octogonal, que es confirmada por el diario de la peregrina Egeria del siglo IV. «Este lugar es muy importante para los cristianos de Tierra Santa, porque estos lugares son parte de la identidad de los cristianos de Tierra Santa. Cristianos que hoy viven en diferentes pueblos de Galilea, en Jerusalén o Palestina. Son los descendientes directos de aquellos cristianos que, hace 1.000 años, y hace más de 1.000 años, también estuvieron aquí en Cafarnaúm para orar, para dar testimonio de que creen en Jesucristo y para llevar una cadena ininterrumpida de vida cristiana que llegó hasta nosotros hoy», reflexionó el custodio.
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