Los cristianos figuran entre las primeras víctimas del ejército de Birmania, al pertenecer a una minoría étnica y religiosa, incluso tras afrontar desde hace años circunstancias difíciles, tal como indicó Rainer Leonhardt, que ofreció una breve y completa síntesis del problema en el número 359, de junio de este año, en ‘La Nef’. Recordó el ataque que dejó al menos 50 fallecidos en abril pasado perpetrado por el ejército birmano contra una aldea del centro del país del Sudeste Asiático.
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Suscríbase al boletín de VenLIndicó que si bien en 2010, la junta militar inició un proceso gradual de democratización, en febrero de 2021 dio otro golpe de Estado. Desde entonces, el país enfrenta una guerra civil que ya tiene más de 30.000 víctimas fatales. El régimen que derrocó al gobierno civil liderado por Aung San Suu Kyi anunció que celebrará elecciones en otoño de 2023 para legitimar la situación creada por el golpe de Estado, lo que provocaría aún más violencia. La junta militar apunta específicamente a los cristianos birmanos, que representan el 6,2% de la población, la mayoría de los cuales pertenecen a minorías étnicas.
Explicó que el nacionalismo birmano mezcla el nacionalismo bamar con la adhesión religiosa al budismo, sobre todo porque los bamar son casi todos budistas. Además, en este contexto, precisó que numerosos testimonios indicaron que las fuerzas armadas birmanas atacan específicamente a las iglesias. El padre David Michael de Penha, en la Noche de los Testigos de Ayuda a la Iglesia que Sufre en Francia, en enero pasado, denunció que existe incluso una «persecución sistemática y bastante generalizada», y a la Iglesia católica, por ejemplo, «no se le permite construir nuevos edificios ni tener cuentas bancarias».
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