El cardenal y prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Gerhard Müller, precisó que «la libertad de creencia y culto de los cristianos está irrefutablemente amenazada de manera sutil o brutal», en una reciente entrevista con Lothart Rilinger para el diario digital kath.net en la que habló sobre los intentos a diversos niveles de la imposición de un pensamiento único y los ataques que dicha imposición implica a la libertad del cristianismo.
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«El Estado existe para el pueblo y no el pueblo para el Estado. El ciudadano no es propiedad de los que están en el poder, sino que el pueblo es el soberano ante quien el gobierno debe rendir cuentas. Ningún hombre tiene derecho a decidir sobre la vida, la integridad corporal y la libertad de conciencia y creencia de otro. Tampoco deberíamos hablar de una limitación de los derechos fundamentales», indicó, al enfatizar que los derechos fundamentales que «nos llegan por naturaleza o, según nosotros, son concedidos por nuestro Dios y Creador, no pueden ser derogados ni limitados». «Solo se puede sancionar su abuso o uso en detrimento de otros. En caso de guerras, desastres o pandemias, las autoridades legítimas deben tomar las medidas necesarias en interés del bien común. Pero la crisis del coronavirus no debe ser una buena oportunidad para socavar la democracia y la libertad de la sociedad civil en favor del paternalismo de una élite auto-proclamada que quiere enseñar a la gran masa del pueblo lo que es bueno para ellos», consideró.
Explicó que «un Estado constitucional, distinto de un Estado unitario ideológico, depende de sus 3 poderes separados» para proteger y garantizar el ejercicio de los derechos naturales de los ciudadanos. «Tampoco necesitamos políticos, jueces o sus voceros en los medios estatales que, como los niños menores de edad, a veces nos tratan con dureza, a veces nos dejan correr con correa», comparó el purpurado, tras asegurar que hoy hay que defender la libertad religiosa contra los límites del poder. «Es absurdo que hoy se deban defender de nuevo contra los límites del poder estatal las opiniones publicadas y, en Europa, la libertad religiosa. Actualmente, a través de la agresiva agenda de descristianización en las instituciones de la Unión Europea, en la administración Biden, en los estados islámicos y ateos, la libertad de creencia y culto de los cristianos está irrefutablemente amenazada de manera sutil o brutal», alertó el cardenal Müller.
«Es contrario a la ética natural, así como al espíritu cristiano, insultar a una persona homosexual como persona por esta razón. Pero también es un crimen del Estado hacer que la proclamación de la verdad bíblica de la pecaminosidad de los actos sexuales extramatrimoniales, especialmente entre personas del mismo sexo, sea punible con multas o penas de prisión, según lo declarado ‘lícito por el estado’ por las llamadas leyes anti-discriminación», aseguró, al recordar que los derechos fundamentales encuentran sus límites en el bien común de la sociedad, en el bien legítimo de los demás. El purpurado alertó, tal como publicó ‘Gaudium Press’, sobre ciertos «superbillonarios estadounidenses», quienes aprovechando la crisis del coronavirus y avanzando las tesis del ‘Gran Reseteo’, «están tratando de imponer al mundo entero su pobre concepción de la humanidad y su visión del mundo económicamente limitado en relación con el modelo del Partido Comunista Chino», es decir, un modelo de pensamiento único, sentimiento único y homogenizado en su indignación hacia los disidentes.
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