El cardenal y predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, reflexionó que «el Resucitado obra ahora en la Iglesia y en el mundo», en su última predicación de Cuaresma, el viernes 31 de marzo, al partir de la cita de san Juan: En el mundo tendrán tribulación, pero ¡ánimo!: Yo he vencido al mundo. La quinta predicación del purpurado no contó con la presencia del Papa Francisco en ese entonces se encontraba en el Hospital Gemelli de Roma.
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«Es bueno escuchar los versículos en los que el tema se convierte en la nota dominante, haciéndolo con la atención y la conmoción con que los hijos escuchan la disposición del padre respecto al bien más preciado que está a punto de dejarles: Yo pediré al Padre y les dará otro Paráclito, para que esté con ustedes para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero ustedes lo conocen, porque mora con ustedes (14, 16-17)», sostuvo.
Consideró que «la respuesta de la Escritura es que el Espíritu Santo, con la redención, se convirtió en el Espíritu de Cristo; es el modo en que el Resucitado obra ahora en la Iglesia y en el mundo, habiendo sido constituido Hijo de Dios con poder según el Espíritu de santificación, en virtud de la resurrección de entre los muertos (Rm 1, 4)»; por lo que «debemos liberarnos por completo de una visión de la Iglesia formada gradualmente que se ha vuelto dominante en la conciencia de muchos creyentes».
«Cuando decimos de Jesús que está ‘espiritualmente’ presente, esta presencia espiritual no es una forma menos fuerte que la física, sino infinitamente más real y eficaz. Es la presencia del resucitado que actúa en el poder del Espíritu, en todo tiempo y lugar, y que actúa dentro de nosotros», indicó el purpurado.
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