El cardenal y arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, reitera importancia de presencia de Dios tanto en la vida privada como en la vida pública «a través de símbolos religiosos como el belén o la cruz», al presidir una Misa en la basílica del Sagrado Corazón de Jesús, el miércoles 22 de diciembre. Centra su homilía en el Evangelio del Día, en el que se escuchó el ‘Magnificat’, la «gran poesía que brotó de los labios de María». «Hacemos nuestro este canto y así expresamos nuestra alegría desbordante ante la inminencia de la Navidad», reflexiona.
Colabore con Verdad en Libertad
El purpurado considera que la gran tentación de la época es pensar y decir que «este Dios no nos deja libertad, limita el espacio de nuestra vida con sus mandamientos, por tanto Dios debe desaparecer». Cañizares sostiene que debemos entender lo que le pasó al Hijo Pródigo que «en vez de ser libre se había hecho esclavo al haberse alejado de su padre», al explicar que «comprendió que solo volviendo a la casa de su padre podía ser libre de verdad, con toda la belleza de la vida».
«Cuando Dios desaparece el hombre no llega a ser más grande, sino al contrario, pierde la dignidad divina. Un hombre sin Dios se convierte en el producto de una evolución ciega que se puede usar y abusar. El hombre es grande sólo si Dios es grande», asegura el cardenal Cañizares, que reitera la importancia de la presencia de Dios tanto en la vida privada como en la vida pública «a través de símbolos religiosos como el belén o la cruz», puesto que si Dios está presente «tenemos una orientación, un camino común».
Puede interesarle: Cardenal Cañizares: «La libertad religiosa tiene mucho que avanzar en España».