Boko Haram perpetró ataques regulares en Mutskar, una población en el norte de Camerún en la frontera con Nigeria desde septiembre de 2021, con cuyas agresiones devasta la vida de la parroquia y frena todas sus actividades pastorales, tal como se denuncia un informe recién enviado a ‘Ayuda a la Iglesia Necesitada’ por los socios de proyectos de la fundación en Camerún. Desde finales de 2021, el gobierno nigeriano informó sobre el desarme y la reinserción de miembros de la organización terrorista Boko Haram, pero según los datos recibidos por la fundación pontificia, los yihadistas estarían trasladando su ámbito de operaciones a zonas más rurales de Nigeria y sobre todo a las regiones fronterizas de Camerún y el lago Chad.
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Suscríbase al boletín de VenL«Hoy la gente está llena de miedo y ansiedad», informa el párroco, cuyo nombre la fundación prefiere mantener anónimo por miedo a represalias. «Hemos recibido otra visita —una de tantas— de miembros de Boko Haram. Consiguieron llegar a Oupaï, pasando por Douval. Mataron a 2 personas, quemaron las casas y se llevaron ropa y animales. Desde mediados de febrero, 4 de las 7 zonas de la parroquia están paralizadas. Pensábamos que no podrían llegar a Oupaï porque está justo en la cima de una montaña, pero nos equivocamos», explicó el presbítero, en otro mensaje enviado la semana pasada. El monte Oupaï, a 16 kilómetros de Mokolo, tiene una altura de 1.494 metros de altura, en la región Extremo Norte de Camerún a pocos kilómetros de la frontera con Nigeria.
Afirmó que «ya son 5 los lugares afectados». «Los pueblos de Bigdé, Douval y Vara están casi completamente vacíos. Antes entraban en las aldeas profiriendo escandalosamente gritos de guerra. Pero últimamente llegan con discreción, aprovechando la luna llena, para sorprender a la gente mientras duerme. Matan a los padres de familia y a los adolescentes, sobre todo a los varones. Luego saquean las propiedades de la familia y destruyen todo lo que no pueden llevarse», sostuvo. Los islamistas despojan a la gente de todo lo que necesita para vivir. «Los que se quedan, se ven obligados a dormir fuera de sus míseras chozas, en el frío y en condiciones terribles», denunció el sacerdote, quien pide oraciones y apoyo en la seguridad de su parroquia, cuya vida y actividades Boko Haram devasta.
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