ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LA INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO TERAPÉUTICO CON CÉLULAS MADRES: UNA MIRADA CENTRADA EN LA PERSONA (4).
Continuación de Aspectos filosóficos de la investigación y desarrollo terapéutico con células madres (3).
Si la instrumentalización o cosificación —llámese embriones sobrantes o descartados— se funda en la conveniencia técnica de las células troncales embrionarias y en posibles conocimientos de avanzada a favor de la salud de otras vidas, nada justifica que el método para este buen fin sea el cambio de una vida por otra, ello equivaldría a regresar al «ojo por ojo» de Hammurabi. Es que el saber nunca es solo obra de la inteligencia; en ocasiones, la inteligencia también se confunde con el brillo del oropel.
La cosificación de la persona está en la base del uso de tejidos de origen embrionario o fetal para cultivo de las células estaminales, así como en la transferencia nuclear de células somáticas a un óvulo. Esta acción implica el riesgo del daño asociado a la hiperestimulación de la ovodonante y camufla el comercio de óvulos. En cuanto a este último, no hay que olvidar que sobre el cuerpo humano o sus partes, no se aplican normas de propiedad, y no le pertenece a nadie, de la misma manera que lo puede ser un objeto. Este concepto tradicional de nuestra cultura occidental se plasma en el quinto. principio rector de la OMS sobre trasplantes, que puntualiza que «las células, tejidos y órganos deberán ser objeto de donación a título exclusivamente gratuito, sin ningún pago monetario u otra recompensa de valor monetario». En muchos casos, bajo la figura de «reembolso de gastos» en los que incurre la ovodonante —más precisamente ovodadora—, se esconde una relación transaccional para nada altruista.
Una relación de servicios donde el dinero es la medida común que premia la dignidad de las partes, en la que una se quiere para su deleite y la otra para su provecho. ¿Dónde quedó la búsqueda de bienes honestos que hacen a la felicidad aristotélica?, ¿o el compromiso por el otro? sobre el cual se basa la autorrealización, como lo ha demostrado la psicología positivista, entre ellos Seligman. No es que lo útil sea innecesario, pero esto deberá estar orientado a un fin que le dé un sentido tanto en el modo de adquirirlo, como de aprovecharlo.
La obtención de células estaminales a partir del cordón umbilical es una alternativa éticamente no cuestionable en cuanto al origen, no así en cuanto a su almacenamiento y acceso. La realidad describe dos caminos: uno es la donación el cordón y otro es la entrega en resguardo como si se tratara de un objeto muy costoso. Indudablemente el cordón es un objeto importante por la sangre que contiene y la gelatina de Wharton que lo conforma. Empero, no hallo razones objetivas para aplicar a la gelatina y/o demás estructuras, otro principio que no sea el de intercambio gratuito de tejidos que ya se mencionó. En cuanto a la sangre, ¿por qué no aplicar los mismos conceptos de acceso y almacenamiento ya existentes para los bancos de sangre y hemoderivados? A lo mejor, la diferencia entre bancos privados y públicos no se vería contaminada por fines menos médicos y más espurios. Esto es un debate que la sociedad se merece; mientras tanto, hay que recordar que la veracidad es cardinal en la medicina regenerativa y es menester que quienes han dejado cordones en resguardo de los bancos sepan las posibilidades reales de su uso a futuro.
En referencia a las células troncales de origen adulto, quisiera compartir un par de reflexiones en torno al «rejuvenecimiento» de las mismas: las llamadas células madres con pluripotencialidad inducida (iPS). Las iPS son un genuino salto alentador, sobre todo porque desplaza a las células estaminales embrionarias como patrón de oro de la pluripotencialidad, y abre la posibilidad de tener células con similar efectividad y de origen no embrionario. No obstante, la rigurosidad científica que demandan los estudios se ha resquebrajado por la presión e inmediatez de publicar resultados.
Una especie de competencia entre las revistas científicas contagiada de los medios de comunicación, como si informar un resultado de investigación se tratara de comunicar una «codiciada primicia». El creador de la técnica, Shinya Yamanaka, ha advertido que ésta podría ser usada de manera antiética, sobre todo al intentar que a partir de una célula somática se pueda regresar hasta sus gametos para autofecundarse in vitro.
Reconozco que me inquieta el pensar que la ciencia humana, a partir de una célula de mi cuerpo-hijo, pueda llegar hasta mi gameto paterno, para fecundar mi gameto materno que, vía reprogramación, ha procedido de mí mismo. Es una recreación de hermafroditismo con ideas incestuosas que ni la fantasía del mismísimo Sófocles pudo haber imaginado, y, en mi opinión, correspondería al error ético de desconocer o repudiar su proveniencia. Aunque suene a ciencia ficción, esta posibilidad ha despertado el alerta de las autoridades japonesas que han llegado a prohibir la utilización de iPS en la generación de embriones humanos y en la producción de células germinales. El mismo Yamanaka ha tomado parte de esta tarea, dando ejemplo de su responsabilidad como investigador.
El documento fue publicado originalmente en Biblioteca digital de la UCA – ‘Vida y Ética’ en 2012.
ASPECTOS FILOSÓFICOS DE LA INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO TERAPÉUTICO CON CÉLULAS MADRES: UNA MIRADA CENTRADA EN LA PERSONA (4).