El arzobispo de Monterrey y presidente de la Conferencia Episcopal de México (CEM), Rogelio Cabrera, reiteró que «la verdadera libertad religiosa no podemos limitarla a la mera libertad de culto», en el 30 aniversario del restablecimiento de las relaciones entre México y la Santa Sede que fue celebrado con una conferencia organizada por la Nunciatura Apostólica y la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, el martes 26 de abril, con el tema ‘Laicidad positiva y la libertad religiosa’.
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Cabrera aseguró que en el compromiso asumido hace 30 años, de respetar y de hacer valer la ley, «aún falta mucho por hacer». «La verdadera libertad religiosa no podemos limitarla a la mera libertad de culto, sino que tiene que llegar a permitir que cada persona practique y viva su fe, viva según su conciencia, sin llegar nunca a violentar los derechos de las demás personas, antes bien contribuyendo a la construcción de una mejor sociedad», precisó el arzobispo de Monterrey, México. El encuentro, realizado en el patio colonial del Palacio de la Facultad de Medicina de México, contó con la presencia del canciller mexicano Marcelo Ebrard Casaubón y al cardenal y secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, junto con el cardenal y arzobispo primado de México, Carlos Aguiar.
El cardenal Parolin enfatizó la importancia de la libertad religiosa para que la Iglesia pueda cumplir su función pastoral. Tras remitirse a la declaración Dignitatis humanae sobre la libertad religiosa, reiteró que la Iglesia católica reconoce que la libertad religiosa es un derecho humano fundamental que brota de la dignidad de la persona humana, de la naturaleza profunda de cada ser humano y, por lo tanto, protege la necesaria libertad psicológica y de conciencia d toda persona. El cardenal Aguiar resaltó en su saludo la importancia del reconocimiento jurídico de las iglesias en México para garantizar la libertad religiosa de los mexicanos. «Una nación que asume y garantice los derechos de sus ciudadanos es un gran país, donde cada persona puede desarrollar sus capacidades y colaborar en la construcción de una sociedad fraterna, el bien común y la paz social», consideró.
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