El arzobispo de Florianópolis, Brasil, Wilson Tadeu Jönck, lamentó que las autoridades locales, junto a la Policía, interrumpan y cancelen una Misa de Confirmación que celebraba pese a cumplir con medidas sanitarias, el sábado 28 de noviembre. El prelado deploró la suspensión de la celebración en un salón parroquial de la iglesia São José en Botuverá —se realizó allí para mantener el distanciamiento social— de la secretaria de Salud de Botuverá, Márcia Adriana Cansian, que llegó junto a agentes de la vigilancia sanitaria y policías, tras sostener que el «evento» violaba las normas de prevención por la pandemia de coronavirus.
Jönck comparó el hecho con las noticias que leyó de «regiones donde hay persecución contra los cristianos», pero no “esperaba pasar por esta experiencia en Botuverá”, en un comunicado. Precisó que todas las parroquias «están orientadas a seguir las reglas dadas por la autoridad sanitaria en relación a los cuidados preventivos para evitar el contagio de COVID-19». «Todo se organizó siguiendo al pie de la letra las reglas de la autoridad sanitaria: distanciamiento, lugares marcados para todos los participantes, suministro de alcohol en gel y todos los presentes llevaban mascarillas», explicó, al referirse a la Misa de Confirmación del sábado a la que asistían 78 personas. «El hecho de que la Misa se haya celebrado en el salón debe ser visto sobre todo como un esfuerzo por cumplir con las normas de salud», afirmó el prelado. Aseveró que genera sospecha que dijeran que al usar el salón parroquial la Misa «se convirtió en un evento social y esto está prohibido», dado que la celebración fue entendida por la Secretaría de Salud como un «evento».
«Ahora, si no se consigue ver la diferencia entre una Misa y un baile de carnaval, se vuelve difícil conversar. Hubo una insistencia en encontrar una razón para la cancelación», afirmó, tras enfatizar que lo que más le dolió fue «la orden de interrumpir la Misa». «Fueron repetidas las amenazas sobre entrar y terminar la celebración. Debo decir que la celebración de la Misa no se interrumpe por la mitad. En más de 40 años de sacerdocio, nunca me pasó algo así», denunció el arzobispo de Brasil que lamentó que las autoridades, junto a la Policía, interrumpan la Misa. El párroco de São José, Paulo Riffel, aseguró al sitio Olhar do Vale que la vigilancia sanitaria participó en la organización de los espacios los días previos a la Misa de Confirmación, pero en la noche del jueves 26, sin previa comunicación, enviaron un mensaje de WhatsApp para exigir la celebración. Al día siguiente, Riffel se reunió con el alcalde y el departamento legal para conversar, y la celebración fue permitida con un aforo del 30% de la capacidad de la iglesia. Este acuerdo fue confirmado por el Ayuntamiento de Botuverá en un comunicado. «Este no fue el entendimiento del Ministerio Público, así como de la Secretaría de Salud del Estado, por tratarse de un ‘evento’ (Sic), además de entender que es imposible garantizar el cumplimiento de las normas vigentes ante la magnitud del ‘evento'», precisó el ayuntamiento brasileño.
Riffel explicó que mientras se celebraba la Misa en el salón parroquial llegó la secretaria de Salud de Botuverá, con la vigilancia y policías “para interrumpir la celebración”. «Logramos continuar hasta el final de la confirmación, con los participantes confirmados. A la hora de la Comunión nos dijeron que entrarían con la policía. Entonces, el obispo decidió hacer la oración final, para agradecer y dar la bendición», denunció. El sacerdote calificó el incidente de «un atentado contra la fe católica» y lamentó que se haya impedido comulgar a los fieles. «El obispo que es la máxima autoridad nunca fue notificado ni comunicado antes. Lo tomaron por sorpresa», aseveró.
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