«ALLÍ ESTUVO ORANDO».

Por Fray Tuk

Marcos 1, 29-39

Cuando salió de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato. El se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos. Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados, y la ciudad entera se reunió delante de la puerta. Jesús curó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él.

Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y cuando lo encontraron, le dijeron: «Todos te andan buscando». El les respondió: «Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido». Y fue predicando en las sinagogas de toda la Galilea y expulsando demonios.

SAN AGUSTÍN DE HIPONA. Sobre el salmo 85.

ALLÍ ESTUVO ORANDO.

«[Jesucristo] reza por nosotros como sacerdote. Reza en nosotros como jefe, como cabeza del cuerpo. Nosotros le rezamos a Él como a nuestro Dios. Reconozcamos, pues, en él nuestras palabras y sus palabras en nosotros. No ha dudado en absoluto de unirse con nosotros. Toda la creación le está sujeta porque toda la creación fue creada por Él: En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. Pero si más adelante, en las Escrituras, escuchamos la voz del mismo Cristo gimiendo y orando, no dudemos de atribuirle también estas palabras. Que contemplemos a Aquel que a pesar de su condición divina no hizo alarde de su categoría de Dios tomó la condición de esclavo actuando como un hombre cualquiera, se rebajo hasta someterse a la muerte y una muerte de cruz. Que, suspendido en la cruz, le escuchemos hacer suya la oración de un salmo. Oramos a Cristo en su condición de Dios, y él ora en su condición de siervo. Por un lado, el Creador, por el otro, un hombre unido a la creación, formando un solo hombre con nosotros —la cabeza y el cuerpo—. Nosotros le rezamos, y rezamos por medio de Él y en Él».

@fraytuk

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