‘INFORME DE LIBERTAD RELIGIOSA EN EL MUNDO 2021’: AFGANISTÁN.
Por Jennifer Almendras.
Marco legal sobre libertad religiosa y su aplicación efectiva
El ‘Informe de Libertad Religiosa en el Mundo 2021’ (ILR) detalló que los musulmanes suníes representan entre el 84,7% y el 89,7% de la población del país, mientras que el resto de la población está formada por musulmanes chiíes —entre el 10% y el 15%—, pertenecientes fundamentalmente al grupo étnico hazara. «La Constitución del país reconoce oficialmente 14 etnias. La etnia de los pastunes vive principalmente en el sur y el sureste, y constituye el grupo más numeroso (alrededor del 42%), seguido de la etnia de los tayikos (alrededor del 27%), que viven en el norte y nordeste del país, los hazaras (9%), los uzbekos (9%), los turcomanos (3%), los baluchis (2%) y otros (8%)».
«Sijes e hindúes suman aproximadamente 550 individuos, en marcado descenso desde los 900 que había de 2018; esta tendencia negativa continúa debido a que la mayor parte de ellos acaban emigrando a la India, debido a que consideran que el Gobierno les brinda una protección insuficiente. No se dispone de estimaciones fidedignas sobre otros grupos de creyentes, ni siquiera de cristianos y bahaíes, ya que no practican su fe abiertamente. Solo queda en el país un judío después de la gran emigración hacia Israel de finales del siglo XX a causa de la falta de seguridad», aseguró el ILR.
Precisó que el preámbulo de la Constitución afgana establece que «el pueblo de Afganistán» cree «firmemente en Dios Altísimo, confía en su divina voluntad y se adhiere a la santa religión del islam»; asimismo, aprecia «los sacrificios, las luchas históricas, la yihad y la justa resistencia de todos los pueblos de Afganistán, admira la suprema postura de los mártires de la libertad de país». «La Constitución afirma que los ‘seguidores de otros credos son libres, dentro de los límites de la ley, en el ejercicio y práctica de sus ritos religiosos’ —artículo 2—, pero varias leyes, así como tradiciones locales, restringen la libertad de las religiones minoritarias, empezando por la ley islámica —sharía—, que es la fuente del derecho», ratificó.
Asimismo, explicó que en este país se considera al cristianismo «una religión occidental ajena a Afganistán». «Una década de presencia militar de las fuerzas internacionales ha añadido una desconfianza generalizada hacia los cristianos. La opinión pública se manifiesta abiertamente hostil a la idea de que los cristianos hagan proselitismo entre los musulmanes. Los cristianos afganos rezan en privado o en comunidades pequeñas que se reúnen en viviendas particulares. Según las organizaciones misioneras cristianas, por todo el país se pueden encontrar iglesias clandestinas en casas; en ninguna de ellas se reúnen grupos de más de 10 miembros», sostuvo el Informe, al lamentar que pese a la disposición constitucional que garantiza la tolerancia religiosa, los que se expresan de forma abierta como «cristianos o como conversos del islam al cristianismo quedan en una situación muy vulnerable».
«La Iglesia católica está presente en Afganistán en forma de misión sui iuris con sede en la embajada italiana de Kabul. Su primer superior fue el sacerdote barnabita Giusseppe Moretti, italiano, retirado en noviembre de 2014. Su sucesor, el también padre barnabita Giovanni Scalese, igualmente italiano, tomó posesión en enero de 2015. En 2019, el padre Giuseppe Moretti regresó por un breve espacio de tiempo a la capital afgana y contó que en la embajada italiana solo asisten a misa 10 personas. Respecto a las órdenes religiosas, hay 3 hermanitas de Jesús dedicadas a la asistencia sanitaria; cinco hermanas de las Misioneras de la Caridad que atienden a niños huérfanos discapacitados, niñas abandonadas, y proporcionan ayuda a 240 familias pobres; y 3 hermanas de la comunidad intercongregacional ‘Pro Bambini di Kabul’ —’Por los Niños de Kabul’— que cuidan de 40 niños discapacitados», destacó.
Incidentes y evolución
El ILR indicó que los ataques contra lugares de culto, líderes religiosos y fieles no disminuyeron de forma significativa, dado que en 2019, se registraron 20 ataques de este tipo, respecto a los 22 de 2018, que provocaron 236 víctimas civiles —80 fallecidos y 156 heridos— en comparación con los 453 —156 muertos y 297 heridos— de 2018. Enfatizó que en 2020 continuaron los ataques, aunque aún no se dispone de datos oficiales. «Por todo esto, la violencia contra las minorías y los líderes religiosos —sobre todo por parte de las fuerzas antigubernamentales, como los talibanes y el Estado Islámico de Irak y el Levante-Estado Islámico del Gran Jorasán— sigue siendo un motivo de preocupación», alertó.
«Respecto a los efectos de la pandemia de la COVID-19 sobre la libertad religiosa, como el 23 de marzo de 2020 se cerró la embajada italiana en Kabul, el acceso a la iglesia católica ubicada en su interior también quedó bloqueado. La mayor parte de los católicos abandonó Afganistán al principio de la pandemia», afirmó el Informe.
Futuro de la libertad religiosa
Aseguró que «preocupa especialmente, además de los talibanes, la presencia del Estado Islámico-Provincia de Jorasán, que sigue creciendo, especialmente tras la derrota en Siria e Irak del grupo Estado Islámico». «A diferencia de los talibanes, el EIPJ cuenta en sus filas con un creciente número de jóvenes afganos de clase media. También se está expandiendo gracias a la llegada de yihadistas de Siria y de una nueva ola de deserciones de los grupos talibanes y yihadistas vinculados a Al Qaeda. Estas deserciones son importantes, ya que permiten la incorporación al EIPJ de cientos de combatientes con experiencia. Además, los líderes de este grupo creen que tienen grandes posibilidades de atraer a muchos más, ya que la oposición a las conversaciones de paz está muy extendida entre los talibanes», advirtió. «Considerando lo dicho y el nivel extremadamente bajo de seguridad interna, hay pocas esperanzas de que la situación de los derechos humanos, entre ellos la libertad religiosa, mejore pronto en este país asiático», alertó el ILR.
‘INFORME DE LIBERTAD RELIGIOSA EN EL MUNDO 2021’: AFGANISTÁN.