Católicos, protestantes, judíos, musulmanes y budistas que viajan al exterior para estudiar rechazaron la nueva ley de libertad religiosa en Rusia. La modificación a la normativa sobre la libertad de conciencia y asociaciones religiosas introdujo la obligatoriedad de la certificación para el clero que haya cursado estudios teológicos en el exterior, a fin de «excluir ideas extremistas», aún cuando estas no se contemplan en absoluto en las instituciones católicas. La aprobación de la nueva normativa en una primera lectura estaba prevista para el 22 de septiembre, pero fue aplazada a una fecha por definir.
«Concordamos en el hecho de que los sacerdotes que vienen del exterior para desarrollar su ministerio en Rusia, sean informados sobre la historia, la cultura y las tradiciones de Rusia, y también en que no deben difundir ningún tipo de idea extremista en la predicación. Sin embargo, en tanto no se viole la ley, velar sobre estos factores es un deber de las mismas asociaciones religiosas. El intento del Estado de regular estos procesos tampoco brindaría soluciones eficaces, e incluso más, conduciría a contradicciones inextricables», aseveró el sacerdote y vicario general de la arquidiócesis de la Madre de Dios de Moscú, Kirill Gorbunov. La posición adoptada por la Iglesia católica fue difundida por la agencia Ria Novosti el 22 de septiembre, al seguir las declaraciones del presbítero frente a la nueva ley de libertad religiosa en Rusia.
Gorbunov explicó que «en la Iglesia católica, el sistema de formación está rígidamente unificado». «Podemos estar tranquilos, ya que en cualquier institución cultural católica, las ideas extremistas están absolutamente prohibidas», ratificó. La nueva norma prevé la obligatoriedad de que sacerdotes y «el personal de las asociaciones religiosas» obtengan una validación de sus estudios, a través de la acreditación en instituciones académicas rusas. La norma generó rechazo no sólo en los católicos, sino también entre los budistas rusos -que viajan al exterior para recibir una preparación específica- y en la mayor parte de las comunidades musulmanas, judías y protestantes. La posible aprobación de las nuevas modificaciones obligaría a todas las asociaciones religiosas a reinscribirse y a someter sus estatutos a nuevos controles, al otorgar a las autoridades competentes la facultad de bloquear su actividad y entrometerse en la vida de los creyentes. Esta lamentable situación fue vivida a fines de la década del 90.
