Los obispos de Europa pidieron que el gobierno de Bielorrusia, a cargo de Alexander Lukasenko, deje ingresar a su país natal al arzobispo de Minsk-Mogilev, Tadeusz Kondrusiewicz, después del bloqueo en la frontera, el 31 de agosto pasado. Las autoridades le impidieron el ingreso después de participar en las celebraciones en honor a Nuestra Señora de Częstochowa, en Polonia.
La presidencia del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) aseguró que esperan «el regreso inmediato a casa del arzobispo de Minsk y la reanudación de su ministerio episcopal», en un comunicado en el que ratificó su cercanía a Kondrusiewicz y a la Iglesia en Bielorrusia en este «delicado momento». Los obispos de Europa, tras solicitar a Bielorrusia que permita que el arzobispo pueda entrar en su país, exhortaron a todos a «comprometerse para resolver pacíficamente el conflicto y a continuar, con confianza, el camino del diálogo por el bien del hombre y de la sociedad en su conjunto».
El jueves 3 de septiembre, los sacerdotes del canónigo en la catedral del Minsk, se unieron en oración por Bielorrusia y por el regreso del arzobispo Kondrusiewicz del exilio. El vicario general de la arquidiócesis de Minsk-Mogilev, Yuri Kasabutsky, presidió el encuentro e informó que el arzobispo recibió asilo temporal de un sacerdote amigo en Monki, no lejos de Bialystok y muy cerca de Bielorrusia. Kasabutsky reflexionó que la oración es la «única arma» de la Iglesia.
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