Rafic Nahra, nuevo vicario de los latinos en Israel, denunció la tensión en el Monte Carmelo por las reiteradas amenazas de judíos ultra, al hacer un balance de su primer año como obispo auxiliar del Patriarcado latino de Jerusalén durante la visita que realizó en los últimos días a familiares en el Líbano. Haifa, su sede episcopal, tiene disputas entre la población cristiana local, de mayoría greco-católica, y los seguidores de una secta vinculada al jasidismo que reivindica el derecho a rezar en el monasterio carmelita Stella Maris, en el Monte Carmelo, tras basarse en una tradición judía según la cual Stella Maris alberga también la tumba del profeta Eliseo. Hubo enfrentamientos físicos con los cristianaos de Haifa que llevaron a una escalada por la que el presidente israelí, Isaac Herzog, visitó el monasterio.
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Suscríbase al boletín de VenL«No puedo decir exactamente cuándo empezó todo esto, pero desde el pasado mes de mayo circulan vídeos que muestran a judíos jasídicos ultrarreligiosos que empiezan a frecuentar el monasterio de Stella Maris. Nuestros lugares de culto están abiertos a todos, pero estas personas venían de otra manera, de forma llamativa y provocadora. Algunos incluso entraban en la iglesia para besar la roca de una cueva donde, según la tradición, vino a rezar el profeta Elías y sobre la que se había construido el altar mayor. Este hecho que se repetía a menudo, exasperaba a algunos cristianos de Haifa», afirmó, al indicar que el punto de inflexión se produjo cuando un joven aconsejó al grupo que se marchara y, tras sus palabras, «se produjo un altercado». Los que se encontraron en el lugar filmaron la escena y el hombre fue detenido y luego puesto en libertad.
El incidente que se produjo enfureció a la población cristiana local, indignada por el hecho de que la policía, que al principio había permanecido pasiva, detuviera al hombre que solicitó a los provocadores que se marcharan. En cambio, dejaron libres a quienes habían desatado las tensiones. «A partir de ese momento se formó una presencia permanente en el lugar, frente a los ultrarreligiosos que llegaban cada vez en mayor número, a veces en autobús y en plena noche, a las dos o las tres de la mañana. En respuesta, se decidió rodear el monasterio con una valla metálica, de modo que cualquiera que la cruzara sería culpable de allanamiento», explicó Nahra. «Exigen la introducción de un servicio de autobuses entre Jerusalén y Stella Maris, que quieren convertir en un importante lugar de peregrinación. La población cristiana local teme que los judíos ortodoxos quieran apoderarse del lugar santo», enfatizó.
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