Francisco precisó «¡qué bueno es alabar a Dios todos los días!», en el rezo del Ángelus frente a los fieles y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, en la solemnidad de la Asunción de la Virgen María, el martes 15 de agosto. El Papa destacó las cualidades que llevaron a María «a lo más alto» del Cielo.
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«Cuando nos abajamos —humillamos— para servir a nuestros hermanos es cuando nos elevamos. Es el amor lo que eleva la vida, servimos a los hermanos y con este servicio vamos hacia arriba», afirmó, al sostener que «no es fácil», como tampoco para María «que acababa de concebir y recorre casi 150 kilómetros para llegar a casa de Isabel». «Ayudar nos cuesta a todos. Experimentamos el esfuerzo, la paciencia y las preocupaciones que conlleva cuidar de los demás», aseguró.
El Papa exhortó a que «pensemos en los kilómetros que muchos recorren cada día para trabajar a favor de los demás, en los sacrificios de tiempo y sueño para cuidar un recién nacido o un anciano o en servir a quienes no tienen». Sin embargo, reiteró que el servicio sin alabanza a Dios «corre el riesgo de ser estéril». «Quien ama a Dios conoce la alabanza y el Evangelio de hoy muestra una cascada de alabanza», ratificó.
¡Qué bueno es vivir con gratitud y bendición en lugar de lamentaciones y quejas, mirar hacia arriba en lugar de enfadarse! Que nuestra Madre, Asunta al Cielo, nos ayude a elevarnos cada día más mediante el servicio y la alabanza. #Angelus
— Papa Francisco (@Pontifex_es) August 15, 2023
Habló del salto de alegría en el seno de Isabel, la primera bienaventuranza o el Magníficat de María, en quien «culmina la alabanza». «¡Qué bueno es alabar a Dios todos los días, y a los demás también! ¡Qué bueno es vivir con gratitud y bendición en lugar de pesares y quejas, mirar hacia arriba en lugar de mantener una cara larga! Quejas: hay gente que se queja todos los días. Pero mira que Dios está cerca de ti, mira que te creó… ¡Alabanza, alabanza! Y esto es salud espiritual», enfatizó el Pontífice.
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