DIÁLOGO VIVO CON SAN JUAN DE LA CRUZ: CONVERSACIONES SUBIENDO AL MONTE (6).
Continuación de Diálogo vivo con san Juan de la Cruz: Conversaciones subiendo al monte (5).
Por Silvio Pereira.
6. Un mejor amor
«…para vencer todos los apetitos y negar los gustos de todas las cosas, con cuyo amor y afición se suele inflamar la voluntad para gozar de ellos, era menester otra inflamación mayor de otro amor mejor, que es el de su Esposo, para que, teniendo su gusto y fuerza en éste, tuviese valor y constancia para fácilmente negar todos los otros» (SMC L1, Cap. 14,2).
Mi hermano Fray Juan, al fin algo comenzaremos a hablar del término de esta travesía espiritual de
ascenso al monte, es decir, el desposorio con el Señor.
Porque el amor es la fuerza más potente de todas y hace que los enamorados se arrojen sin reserva ni especulaciones a sus brazos. Como me gusta afirmar: un cristiano es un enamorado de Dios. Si aún no está enamorado aún no le conoce verdaderamente y aún está decidiendo si vivirá con fe.
Pero claro, un enamorado no es un desposado, para ello falta recorrer un largo camino. Y sin embargo no puede andarse el sendero sin empezarlo enamorado.
Tal vez estas consideraciones resulten algo ásperas o inquietantes. Pienso que se nos ha enseñado a recorrer el camino cristiano como una práctica moral y un conjunto de ritos y devociones en los cuales participar. Pero eso no es un camino sino la consecuencia de estar caminando. Yo soy el Camino, asevera el Señor Jesús. El camino pasa indefectiblemente por un vínculo y un trato con Él, con su Persona viva e inasible, con su Misterio. El final y sentido de ese camino es desposarse con Cristo.
Tal vez la vida cristiana, demasiado asentada en acciones pastorales, ha perdido su mística. Probablemente de ello devenga su escasa fecundidad evangelizadora en el mundo de hoy. Dios nos libre de ser una Iglesia que camina como un cuerpo sin alma.
Pero volviendo a tu enseñanza, amigo santo, cada persona se ve aficionada a diversos amores, no todos ellos son saludables ni compatibles con el amor del Amado. Además este Esposo requiere exclusividad absoluta, que todo se tenga en Él y nada se quiera sin Él. O como veníamos conversando anteriormente: «Y cuando lo vengas del todo a tener, has de tenerlo sin nada querer. Porque, si quieres tener algo en todo, no tienes puro en Dios tu tesoro».
Sólo el Amor de un tal Esposo podrá quitar del alma las apetencias desordenadas o contrapuestas a su Voluntad. Sólo el Amor de un tal Esposo podrá hacer converger todos los dinamismos interiores, todas las decisiones de vida, en fin toda la existencia, hacia la unidad en Él. Por tanto debemos implorar a Dios que nos enamore, que nos seduzca y cautive, nos atraiga y acerque con lazos de amor.
A veces me preguntan cómo hacer para crecer en la vida de oración o en la vida de discipulado. Entonces suelo responder que lo primero es ponerse en su Presencia y humildemente suplicar como un pobre: «Ámame, Señor ámame». Roguemos que experimentemos en forma creciente el infinito Amor de Dios por nosotros y que su Amor nos mueva a amarlo siempre más a Él.
*SMC: Subida al Monte Carmelo.
DIÁLOGO VIVO CON SAN JUAN DE LA CRUZ. CONVERSACIONES SUBIENDO AL MONTE (6).
El Padre Silvio Dante Pereira Carro es también autor del blog Manantial de Contemplación. Escritos espirituales y florecillas de oración personal y tiene el canal de YouTube @silviodantepereiracarro.
Foto principal: Grabado de Demarteau en la casa de santa Teresa, en Ávila/José Antonio Méndez/Alfa y Omega.