El obispo católico de Turquía, Paolo Bizzeti, vicario apostólico de Anatolia, aseveró que «la situación se agravó aún más». La Iglesia católica en Turquía asistió a más de 7.000 personas afectadas por el reciente terremoto que causó más de 40.000 muertos. El desastre natural de magnitud 7.8 ocurrió en la madrugada del 6 de febrero y golpeó las regiones del sur de Turquía y del norte de Siria. Solamente en Turquía fallecieron más de 42.000 personas, pero se cree que la cifra podría llegar incluso a duplicarse.
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«La situación se agravó aún más porque ayer por la noche hubo otros 2 temblores, uno de 6.4 y otro de 5.8, que generaron pánico en las personas, porque percibieron la precariedad de la situación», precisó el obispo católico de Turquía. «Nosotros como Caritas e Iglesia de Alejandreta —en turco İskenderun— en 15 días asistimos a alrededor de 7.000 personas, dando alimentos y acogida, junto con la ayuda de muchos voluntarios, cristianos y musulmanes», enfatizó.
El prelado lanzó un llamado a la solidaridad, dado que «la emergencia durará todavía mucho» y temen que se «agravará cuando el interés mediático comience a disminuir». «Hay necesidad de todo. Antioquía fue destruida al 80%, Alejandreta el 30% y todavía, después de dos semanas, en muchos barrios no hay agua», afirmó Bizzeti, quien explicó que «el problema también es psicológico, porque muchas personas perdieron familiares y seres queridos, por lo que la gente se está cuestionado sobre el sentido de la vida».
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