El cardenal y arzobispo emérito de Paraná, Estanislao Karlic, imploró que «quiera el Señor que podamos ser santificación del mundo como Iglesia», tras la reciente Misa de acción de gracias en la que celebró el 45 aniversario episcopal. El purpurado, de 96 años, reside en el Monasterio Benedictino Nuestra Señora del Paraná, de Aldea María Luisa, donde en la mañana del lunes 15 de agosto celebró una Eucaristía en acción de gracias, que fue concelebrada por Juan Alberto Puiggari, arzobispo de Paraná, entre otros.
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Suscríbase al boletín de VenL«La alegría de pensar que el Señor me dio la gracia de continuar la tradición de los 12 apóstoles como obispo, me conmueve. Agradezco al Señor que me haya llenado de esta gracia para continuar como obispo la gran tradición de santificar el mundo en la Iglesia. Es un agradecimiento profundo, porque me ha permitido este servicio que exige mi santidad, para que haya podido, como sucesor de los apóstoles, seguir el misterio de salvación para la Iglesia, que es para el mundo entero. Le pido al Señor haber sido útil para su proyecto y ser una parte de la santificación del mundo», afirmó Karlic, en diálogo con ‘AICA’. El prelado lleva una vida episcopal activa, en la que celebra la misa diaria y recibe a menudo a fieles de distintas partes de la jurisdicción eclesiástica que llegan para recibir el sacramento de la reconciliación, para bendecir sus vehículos, e incluso clubes de fútbol que se acercan para que el cardenal bendiga sus camisetas.
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Aseguró que «esta es la verdadera tradición, la verdadera historia que debe enriquecer y dignificar la vida de todos los hombres, porque para todos los hombres la Iglesia es sacramento de salvación». «Quiera Dios que haya podido ser útil con mi pequeñez, con mi servicio, y así haber servido en este paso de la Iglesia por la historia. Que la historia sea cada día más una historia de santidad como quiere el Señor», enfatizó el cardenal Karlic, quien precisó a los obispos a que «quiera el Señor que podamos ser verdaderamente santificación del mundo como Iglesia, y los obispos como servidores en el mundo, aquí, ahora, y cada día más».
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