El obispo de Matagalpa, Nicaragua, Rolando Álvarez, lleva retenido más de 1 semana en el Palacio Episcopal junto con otras 10 personas, sacerdotes, seminaristas y laicos, por el gobierno sandinista. Durante las últimas semanas, Daniel Ortega desató diversas medidas de represión y persecución sobre la Iglesia católica, como ocurrió con la expulsión de las Misioneras de la Caridad del país o el cierre de multitud de emisoras diocesanas de la jurisdicción eclesiástica a cargo de Álvarez.
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El prelado, a una semana de la retención por fuerzas policiales que mantienen rodeada su residencia, celebró una Misa en la capilla de la curia, el jueves 11 de agosto, en la que por las redes sociales logró emitir un mensaje de esperanza, especialmente con su forma de vivir y enfocar la persecución. Recordó en uno de los primeros mensajes la enseñanza cristiana de que hay que perdonar siempre en lugar de guardar rencor, «venciendo el mal con la fuerza y el poder del bien». «Nos encontramos en el octavo día retenidos, nuestras vidas están en las manos del Señor», indicó, tras destacar que él y sus acompañantes pueden vivir estos tiempos de retención y privación de libertad «con fuerza interior, con paz y serenidad en el corazón» que «solo puede proceder de Dios».
“Estamos en las manos de Dios. Queremos hacer Su Voluntad y todo para Su Gloria. Amén”. Mons. Rolando José.
— Monseñor Rolando José Alvarez L. (@DiocesisdeMat) August 12, 2022
«Estamos experimentando un retiro en la presencia del Señor. Todo concurre para el bien de los que aman al Señor, dice el apóstol San Pablo, y nosotros estamos convencidos totalmente que todo ocurre para nuestro bien, porque Dios nos ama y porque nosotros le amamos», alentó. «Estas experiencias se ofrecen al Señor y Dios las retorna en bendiciones para nosotros», aseguró. El obispo de Nicaragua, que lleva retenido más de 1 semana, exhortó a no albergar odio en el corazón ni el rencor hacia los perseguidores, dado que eso «quiere decir que el demonio ha logrado penetrar tu corazón e infectarlo; eso no hay que permitirlo». «Al mal se le vence a fuerza de bien. El mal, dentro de su naturaleza demoniaca, siempre trata de confundir haciendo pensar que es el que vence y que es mayor que el bien, pero esa es una tentación de Satanás para desesperarnos, para desesperar al hombre y a la mujer de buena voluntad», afirmó.
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