El cardenal y arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, lamenta que «se perdió sentido de eternidad y de Dios», en una carta pública en la que exhortó a actuar «de manera proactiva, no reaccionaria» al desafío de un «proyecto» que conlleva aparejada una crisis del hombre y el debilitamiento de las instituciones básicas, incluida la Iglesia. Consideró que el el plan «que parece se pretende imponer» también está relacionado con una crisis de principios morales y de valores que busca devaluar la familia, la escuela, la universidad y los medios de comunicación.
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Aseveró que «lo más sustancial» del proyecto se caracteriza por vivir por encima de las posibilidades, la especulación financiera, el aumento de los casos de corrupción o colocar «el tener por encima del ser». Afirmó que son síntomas de una crisis de valores y de la caída en el relativismo los índices de natalidad en Europa «y especialmente en España» y la «desfiguración» de la verdad de la familia y la posibilidad del «divorcio exprés». Cañizares reiteró que lo son que «se perdió el sentido de la eternidad y de Dios», la existencia de una amenaza a «la vida no nacida o en fases delicadas» que la inmigración «no constituye una expresión de generosidad europea sino más bien de egoísmo».
El purpurado indicó que más allá de las soluciones técnicas, económicas y financieras, también necesarias, «nuestros auténticos problemas y males residen en las actitudes y comportamientos individuales». El cardenal Cañizares, que lamenta que «se perdió sentido de eternidad y de Dios», aseveró que algunos de ellos son la falta de convicción, la debilidad en la defensa de los valores propios, la cobardía, el relativismo, o lo políticamente correcto como «enfermedades y males» con una «enorme capacidad de contagio entre nosotros».
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