Los obispos de Nicaragua recuerdan el atentado incendiario contra la histórica imagen de la Sangre de Cristo en la catedral de Managua, el 31 de julio pasado, al cumplirse 2 años del ataque. El viernes 31 de julio de 2020, un desconocido ingresó a la capilla de la Sangre de Cristo y lanzó una bomba incendiaria que dañó severamente el recinto y el crucifijo de 382 años. En agosto de ese año, la jurisdicción eclesiástica comenzó una campaña para recaudar fondos para restaurar la capilla y el crucifijo.
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La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) precisó que pasaron 2 años del ataque contra la imagen de la Sangre de Cristo, en su mensaje titulado ‘Imagen de la Sangre de Cristo calcinada nos sigue acompañando’, que fue compartido en su página de Facebook. «El 31 de julio de 2020 fue una jornada cargada de dolor para los fieles en Nicaragua. Ese día, en la catedral de Managua, se produjo un ataque incendiario y como consecuencia, una imagen totalmente desfigurada y calcinada de la Sangre de Cristo», afirmaron los obispos de Nicaragua, que recuerdan el atentado en el templo católico.
La versión de la Policía de Nicaragua es que el fuego se desató cuando un candelabro cayó sobre un recipiente con alcohol colocado cerca del crucifijo, pero una investigación de agosto de 2020 del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) determinó que la versión más probable era la del atentado. La ONG aseguró que el fuego causado por un candelabro y el alcohol habría alcanzado 36,1 grados centígrados, una temperatura insuficiente para derretir la estructura metálica y los cristales que protegían la imagen de la Sangre de Cristo y calentar el ambiente en un espacio con una circulación de aire constante.
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