Francisco anima a institutos seculares a vivir una «santa secularidad», en una carta enviada a la presidente de la Conferencia Mundial de Institutos Seculares, Jolanta Szpilarewicz, por el 75 aniversario de la Constitución Apostólica Provida Mater Ecclesia de Pío XII. Recordó en la misiva a su predecesor Pío XII, quien el 2 de febrero de 1947 «reconoció la forma de testimonio que, sobre todo desde las primeras décadas del siglo pasado, se extendía entre los católicos laicos especialmente comprometidos». El 12 de marzo de 1948, se publicó el Motu Proprio Primo Feliciter, por el que se confería la plena legitimación de esta forma vocacional de consagración.
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Suscríbase al boletín de VenLEl Pontífice indicó a Szpilarewicz que «parece que pasaron más de 75 años si miramos los cambios de la Iglesia y el desarrollo de tantos movimientos eclesiales con carismas similares». Precisó que formará parte de la asamblea que se celebrará en agosto próximo y los invitó a «invocar de manera especial al Espíritu Santo para que renueve en cada miembro de los institutos seculares la fuerza creativa y profética que ha hecho de ellos un gran regalo para la Iglesia antes y después del Concilio Vaticano II». Indicó que existe «un gran desafío en la relación entre secularidad y consagración, aspectos a los que están llamados a mantener unidos». «Estén animados, queridos miembros de los institutos seculares, por el deseo de vivir una ‘santa secularidad’, porque son una institución laica», anima el Papa Francisco. «Son unos de los carismas más antiguos y la Iglesia siempre les necesitará. Pero su consagración no debe confundirse con la vida religiosa. El Bautismo es la primera y más radical forma de consagración», sostuvo.
Indicó que «la especificidad del carisma de los institutos seculares les llama a ser radicales y, al mismo tiempo, libres y creativos para recibir del Espíritu Santo el modo más adecuado de vivir su testimonio cristiano». Consideró también que no se debe utilizar la palabra «anónimo» para referirse a los miembros de estos institutos, dado que «están escondidos dentro de las realidades, como la semilla en la tierra y la levadura en la masa». «Y no se puede decir que una semilla o una levadura sean anónimas. La semilla es la premisa de la vida, la levadura es el ingrediente esencial para que el pan sea fragante», reflexionó. «Están consagrados para el mundo, que espera su testimonio de una libertad que da alegría, alimenta la esperanza y prepara el futuro. Por esto yo les doy las gracias y les bendigo de corazón, pidiéndoles que sigan rezando por mí», exhortó.
Carta de Francisco a la presidente de la Conferencia Mundial de Institutos Seculares en PDF.
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