El Centro Católico Multimedial (CCM) indicó que «México sigue siendo un país peligroso para ejercer el sacerdocio» en Iberoamérica, tras dar a conocer el reporte anual preparado por su Unidad de Investigación, en el que se precisó de que entre 1990 y 2021 se perpetraron 79 atentados contra miembros de la Iglesia católica en el país. El reporte indicó que las víctimas de los atentados fueron «1 cardenal, 61 sacerdotes, 1 diácono, 4 religiosos, 9 laicos y una periodista católica, 2 sacerdotes desaparecidos». El informe fue preparado por el sacerdote y director del CMM, Sergio Omar Sotelo, y el coordinador de la Unidad de Investigación del CCM, Guillermo Gazanini.
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Aseguró que a la fecha no se tiene noticias del paradero de los sacerdotes Santiago Álvarez de la diócesis de Zamora, quien desaparecido el 29 de diciembre de 2012; y Carlo Órnelas de la diócesis de Ciudad Victoria, desaparecido el 3 de noviembre de 2013. El informe, que reiteró que «México sigue siendo un país peligroso para ejercer el sacerdocio en América Latina», explicó que «en lo que va de la presente administración» se registró el asesinato de 4 sacerdotes. Los 3 últimos fueron el padre José Guadalupe Popoca, asesinado la mañana del 31 de agosto en el interior de la parroquia San Nicolás de Bari en Galeana, Morelos. El sacerdote franciscano Juan Antonio Orozco, que era párroco en Santa Lucía de la Sierra, Zacatecas. Orozco, que se dirigía a celebrar Misa el 12 de junio pasado, fue asesinado tras quedar en medio del fuego cruzado entre bandas criminales. El presbítero Gumersindo Cortés fue encontrado sin vida el 27 de marzo pasado en la comunidad Cerrito de Guadalupe, en Guanajuato.
Situación de la Iglesia Católica ante la violencia en México https://t.co/CV1QnwldVT
— Centro Católico M (@CCMultimedial) December 30, 2021
El CCM enfatizó que también la gran mayoría de los atentados contabilizados tuvieron «como modus operandi: amenaza, extorsión, levantamiento, tortura y asesinato». «Los delitos de extorsión, fraudes contra sacerdotes y religiosos, así como ataques a templos católicos fueron en aumento en el presente sexenio. Estos datos son evidentes por las denuncias en medios y redes sociales de los obispos al advertir las modalidades que realizan los delincuentes y que van mutando conforme lo exigen las necesidades de acopio de dinero que se obtiene de forma ilícita. La cifra negra es superior a las denuncias presentadas», aseveró, al denunciar que «ni las fiscalías estatales o la Fiscalía General de la República dieron repuestas claras a este fenómeno, por el contrario, las investigaciones son irregulares y con grandes vacíos». «Más del 80% de los casos de asesinatos, extorsiones, ataques y robos contra templos católicos no fueron resueltos», reveló el informe.
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