El obispo de San Francisco de Macorís, en República Dominicana, Fausto Mejía Vallejo, indicó que desde la jurisdicción eclesiástica rechazamos «que matar inocentes, que no se pueden defender, es sinónimo de progreso», en un manifiesto en el rechaza el aborto y exhorta a defender la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. El lunes 19 de abril, el presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, confirmó, en una entrevista a ‘EFE’ en Madrid, que su gobierno trabaja en un proyecto de ley para realizar un referéndum sobre la despenalización del aborto.
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El prelado reiteró el compromiso del obispado con el Bien Común, el Magisterio de la Iglesia y la Constitución Dominicana, las cuales «se encuentran en la misma línea de comprensión acerca de la dignidad del ser humano». «Rechazamos convincentemente la ‘Cultura de la muerte’ que se cierne en el mundo e invitamos a sus portavoces a revisar su postura», afirmó, tras precisar que también rechazan «el lenguaje equívoco y lleno de medias verdades, con los que se desea confundir a la población, enarbolando bondades y derechos, en un terreno minado por el asesinato y el crimen silencioso de inocentes».
Repudió la campaña de descrédito con «acusaciones e intolerancias, meramente mediáticas y sensacionalistas, llenas de rabia y engaño, contra los cristianos y los defensores de la vida, que buscan hacer pasar como bondad lo que es claramente una atrocidad contra la misma humanidad». «Rechazamos la propuesta de que matar inocentes, que no se pueden defender, es sinónimo de desarrollo, modernidad y progreso», ratificó el obispo de República Dominicana. Sostuvo que desde la Iglesia proponen «fortalecer la integración familiar, la educación en valores y preservar las buenas costumbres, que nunca pusieron en riesgo el valor del ser humano».
«Proponemos al Estado dominicano un adecuado presupuesto de salud, que garantice una cobertura total de los ciudadanos, dignificando la vida de todos, especialmente de los más necesitados, construyendo ‘Casas de Acogida’ para huérfanos, personas abandonadas, enfermas, con discapacidad y con enfermedad mental grave, para ello, cuenten con obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, médicos, enfermeras y laicos, porque un cristiano es un provida», recordó. «Proponemos seguir fortaleciendo nuestras leyes, de tal forma que, podamos castigar debidamente a los culpables y defender a los inocentes e indefensos en cualquier estadio de la vida», aseguró el prelado.
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