140 años de la oración a san Miguel Arcángel

La oración a san Miguel Arcángel cumplió 140 años de su composición, realizada el 13 de octubre de 1884 por el Papa León XIII, quien tuvo una experiencia mística que marcó un antes y un después en su pontificado. La oración se mantuvo en uso durante varias décadas, hasta que fue eliminada del rito litúrgico en 1964, tras las reformas del Concilio Vaticano II.

La oración a san Miguel Arcángel cumplió 140 años de su composición, realizada el 13 de octubre de 1884 por el Papa León XIII, quien tuvo una experiencia mística que marcó un antes y un después en su pontificado. Tras concluir la Misa, mientras conversaba con algunos cardenales cerca del altar, el Pontífice quedó inmóvil y pálido. Minutos después, relató a sus colaboradores haber tenido una visión aterradora.

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El Papa indicó que en esa revelación, vio a Satanás retando a Dios, al afirmar que podría destruir la Iglesia y llevar a toda la humanidad al infierno si se le concedía más tiempo y poder. El demonio pidió específicamente 100 años para ejecutar su obra destructiva. León XIII se retiró de inmediato a su despacho y, en un acto de devoción y alerta espiritual, escribió una oración dirigida a San Miguel Arcángel, pidiendo su protección contra las fuerzas del mal.

La oración formaría parte de las ‘preces leoninas’, rezadas al final de cada Misa durante décadas. Después de la visión de León XIII, la oración fue adoptada como una parte importante de las preces leoninas, recitadas al final de cada Misa como defensa espiritual contra las fuerzas del mal. La oración se mantuvo en uso durante varias décadas, hasta que fue eliminada del rito litúrgico en 1964, tras las reformas del Concilio Vaticano II.

El texto original en latín de la oración

Sancte Míchæl Archángele,
defénde nos in prælio,
contra nequítiam et insídias diáboli esto præsídium.
Imperet illi Deus, súpplices deprecámur:
tuque, Prínceps militiæ cœléstis,
Sátanam aliósque spíritus malígnos,
qui ad perditiónem animárum pervagántur in mundo,
divina virtúte, in inférnum detrúde. Amen.

Su traducción al castellano

San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra la perversidad y asechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes;
y tú, Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas. Amén.

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