Por Jennifer Almendras. Virgen de Lourdes en Alta Gracia

Nuestra Señora de Lourdes, protectora de los enfermos, se celebra el 11 de febrero no sólo en Francia, sino en todo el mundo, para conmemorar a la Virgen María que se apareció a la joven Bernadette Soubirous por primera vez en 1858. Las manifestaciones de la Virgen continuaron durante otros 18 encuentros. «Nuestra Señora de Lourdes tiene una tradición arraigada de milagros atribuidos a su intercesión de sanaciones de problemas de salud y en favor de personas desahuciadas, por lo que es la patrona de los enfermos. En las sucesivas apariciones a Bernardita, la Virgen le pidió penitencia, oración por los pecadores y rezó el rosario con ella además de expresarle su deseo de que en la gruta se erigiera una capilla, donde actualmente se encuentra el famoso santuario de Lourdes», precisó ‘Vatican News’. Este santuario francés es uno de los más importantes centros de peregrinaciones católicas en el mundo. En Argentina, Nuestra Señora de Lourdes, que es patrona del obispado de San Martín y copatrona del obispado de San Rafael, congrega a miles de fieles en las 45 parroquias, además de santuarios y grutas dedicados a ella. En Buenos Aires, el santuario de Santos Lugares es réplica del de Lourdes, también es un gran centro de peregrinaciones. Otro de esos importantes sitios al que recurren los fieles es la Gruta de la Madre de Dios, en la advocación de Lourdes, en Alta Gracia, en la provincia argentina de Córdoba.

El templo de la Virgen de Alta Gracia se encuentra en un predio extenso, en un parque de varias hectáreas, donde en 1916 se inauguró una réplica de la gruta Massabielle, de Lourdes, cuya realización se produjo gracias a dos señoras de Buenos Aires. «Iniciaron esta pequeña obra, Guillermina Achával Rodríguez y Delfina Bunge de Gálvez, recolectando el dinero necesario (…). Se eligió un sitio pintoresco que pudiese siquiera lejanamente recordar el lugar elegido por la Santísima Virgen en los Pirineos, un recinto cercado por varios cerros que forman como un pequeño templo natural, a cuyos pies corre un arroyo. La Gruta se abrió en la roca viva, y se tuvo como modelo un facsímil de la Gruta de Lourdes, para copiar sus formas lo más exactamente posible. Dentro de la Gruta se ve un pequeño altar (dibujo del Arquitecto Jorge Bunge), construido con la piedra blanca del lugar y sobre él, un Cristo de Mármol, donación de la señorita Angélica Roca (…). La Virgen de mármol que ocupa el nicho de la gruta, es obra del escultor Héctor Rocha, y fue costeada por las señoras Manuela Villada de Espinosa, Julia Bunge de Uranga, Josefa Bouquet Roldán de Figueroa Alcorta, el señor Manuel Gálvez (hijo), y la señorita Ata González. Una devota costeó el piso de mosaico (…) La gruta y la imagen de Nuestra Señora de Lourdes en Alta Gracia, fueron bendecidas el 10 de setiembre de 1916, por el delegado del obispo de Córdoba, R.P- Gutiérrez», indicó el sitio de Facebook ‘Virgen de Alta Gracia’, al publicar en 2015 una reseña extraída de ‘Historia y Evocación de Alta Gracia’ de Miguel Alfredo Rizutto.

Desde que se levantó la gruta, los fieles comenzaron a asistir para venerar a Nuestra Señora. En 1922 se formó una comisión para construir cerca de la gruta una capilla, cuya primera piedra se colocó en 1924 y que el entonces obispo de Córdoba, José Anselmo Luque, bendijo en 1927. Años después, precisamente en 2011, ocurrió allí un hecho extraordinario, dado que la hornacina del retablo de la capilla del santuario Nuestra Señora de Lourdes, de Alta Gracia, no se encontraba una estatua de la Virgen, pero podía verse su imagen aunque el lugar estaba vacío. «En agosto de 2011 esa estatua fue retirada de su hornacina para ser restaurada. Uno de los sacerdotes a cargo del santuario se dispuso a cerrar la capilla y desde la puerta principal de la capilla vio una imagen que parecía de yeso en el lugar que ocupara la estatua. Se acercó reiteradas veces y al acercarse comprobaba que la imagen se desvanecía. Y la estatua no estaba allí, se hallaba donde la habían puesto al retirarla. Ante el fenómeno manifiesto, visible por cualquiera que visite el lugar, los frailes carmelitas descalzos del santuario Nuestra Señora de Lourdes emitieron entonces un comunicado, en el que decían: ‘La manifestación de la imagen de la Santísima Virgen María no tiene hasta el momento explicación racional. Debe ser interpretado por el pueblo de Dios como un signo para acrecentar y profundizar la fe cristiana y suscitar en los corazones de los hombres la conversión al amor de Dios y su participación en la vida de la Iglesia’», afirmó ‘AICA’.

Peregrinación a la Virgen de Lourdes de Alta Gracia en 2015. 

Tal es el amor de los fieles que concurren a la gruta cordobesa de la patrona de los enfermos que todos los años en el día de su fiesta, el 11 de febrero, deben cerrarse calles cercanas para asegurarse que pueda llegar la multitud. En 2015, más de 70.000 personas participaron de la peregrinación y actividades por la Virgen de Lourdes en Alta Gracia, situada a 36 kilómetros de la capital de Córdoba. En ese entonces, el portavoz del arzobispado de Córdoba, Gustavo Loza, sostuvo que «año tras año, sigue creciendo la cantidad de peregrinos, hay crecimiento de la devoción popular». «En las peregrinaciones se ven jóvenes, personas mayores, enfermos que piden o agradecen, pero, sobre todo, familias. Eso implica que no perdió la transferencia intergeneracional de la fe», destacó. En este sentido, podemos reflexionar que el tiempo pasa, pero la fe a la patrona de los enfermos permanece en las familias que transmiten de generación en generación.

El 10 de septiembre de 2016 se cumplió el centenario del santuario de la Virgen de Lourdes, en Alta Gracia, donde se celebró una Misa solemne a la que asistieron autoridades de la provincia. El arzobispo de Córdoba, Carlos Ñáñez, presidió la Eucaristía central, en la que pidió a los fieles «hacer lo que Jesús diga, para que nuestra vida, la vida de nuestras familias, la vida de nuestra sociedad sea realmente más humana, más digna, como Dios quiere». «Esto es lo que nos está diciendo Dios a todos nosotros: ‘todo lo que tengo lo quiero compartir con ustedes’. No cerremos el corazón», reflexionó. «La Virgen nos lleva a Jesús. Jesús es el mediador entre Dios y los hombres, el puente seguro. Viniendo aquí, a la casa de la Virgen, si venimos con estas disposiciones, no nos volvemos como vinimos, volvemos enriquecidos», destacó.

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