El Vaticano, que tiene como máxima autoridad al Papa Francisco, reiteró que «tener acceso a los sacramentos es un servicio esencial», a través del arzobispo y secretario para las Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher, durante una reunión virtual para promover la libertad religiosa que se desarrolló el 16 de noviembre pasado. El prelado ofreció una serie de puntos de reflexión de la Santa Sede al respecto.
La Santa Sede precisó que frente a situaciones alarmantes que desafían la libertad religiosa, en medio de la actual crisis sanitaria, debemos reflexionar sobre el equilibrio entre la protección de la sociedad contra el riesgo del COVID-19, basadas en el juicio prudente de las autoridades públicas, pero también en el derecho de los individuos a practicar su fe, manteniendo el respeto por las medidas sanitarias que en verdad son útiles y básicas.
«A este respecto, las autoridades civiles deben ser conscientes de las graves consecuencias que esos protocolos pueden tener para las comunidades religiosas o de creencias, que desempeñan un papel importante para hacer frente a la crisis, no sólo por su apoyo activo en la esfera de la atención de la salud, sino también por su apoyo moral y sus mensajes de solidaridad y esperanza», indicó.
Ratificó que «tener acceso a los sacramentos es un servicio esencial». «La libertad de culto no depende de la libertad de reunión, sino que es una parte esencial de la libertad de religión. Se trata de proteger las vidas ante la propagación del virus, no debemos poner la dimensión espiritual y moral de la persona como algo secundario en esta existencia terrenal», aseveró.
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