LA COMUNIÓN EUCARÍSTICA Y LAS LECCIONES DE LA HISTORIA (10). UN SINCERAMIENTO LIBERADOR. 

Continuación de ¿Es la hora de un gran sinceramiento eclesial?

Por Silvio Pereira.

Puede ser que mis inquietudes parezcan exageradas. Permítanme entonces dos observaciones pastorales:

  1. Durante estos tiempos se ha propuesto la ‘comunión take away, es decir, múltiples opciones para que la hostia consagrada sea manufacturada asépticamente y tomada de algún reservorio novedoso en el interior de los templos o directamente acercada vía delivery a cada casa. Más allá del rol del Ministro o de la forma de entender el Sacerdocio Bautismal de los fieles, ¿no nos resulta excéntrica e impiadosa esta suerte de ‘cosificación eucarística’?
  2. Se ha establecido la suspensión del precepto dominical. Concuerdo en la prudencia de esta decisión por un tiempo, en beneficio de los fieles para no exponerlos al pecado mortal. Frente a las circunstancias extraordinarias de la pandemia la participación eucarística pide cierta heroicidad de las virtudes cristianas, lo que no se puede obligar justamente a ese grado. Discutiría sobre cuánto es el tiempo oportuno para mantener tal excepción o si se debiera haber estipulado un plazo concreto de vigencia. Y claramente salvaría el derecho de aquellos que quieren vivir con mayor santidad. Pero pastoralmente me pregunto: ¿Es bueno alejarse y retornar a la Misa y la comunión sacramental como si nada hubiese pasado, con grandísima normalidad? ¿No hubiese sido necesario instrumentar algún gesto al menos de piedad, alguna oración para retomar la frecuencia del sacramento, algún signo penitencial? ¿Qué nuestra conciencia no nos lo reclame qué significa? ¿Entro y salgo de la Presencia Santísima del Señor a mi puro arbitrio y soy yo quien determina el tiempo y la intensidad de este encuentro y de esta Alianza?

Sabemos que sosteniendo la primacía de la Gracia no debemos descuidar la maduración de las disposiciones. Pienso que tras esta crisis posiblemente habría qué permitirnos discernir de nuevo la frecuencia de la comunión eucarística según la maduración de la vida cristiana. Ya hemos hablado del péndulo pasado de eje que busca su equilibrio. Se trata de un discernimiento eclesial, donde mi conciencia personal entra en diálogo pastoral. ¿Cómo estoy yo preparado para recibir este sacramento que me configura a la Pascua de Jesús? ¿Estoy mínimamente maduro para recibir la Vida? ¿Estoy mínimamente maduro para dar la vida? ¿Estoy suficientemente a la altura de este admirable intercambio pleno de gratuidad y de amor?

Por eso en la actualidad un examen de conciencia al respecto podría contener estas preguntas: ¿Y cuándo dejamos de acudir a la Misa y a la comunión eucarística qué dejamos exactamente: algo o Alguien o apenas un beneficio para nosotros que interrumpimos percibir voluntariamente? ¿Suspendemos qué: la relación con el ministro ordenado, con la comunidad de la fe en la asamblea del culto, solo una celebración de ritos, al copón inerte, escondido e insensible dentro del Sagrario? ¿En algún punto dejamos de ir al encuentro con Dios y si es así, puede ser suplido por otras formas de su Presencia?

Seguramente en la hora de la pandemia ha habido «confesores de la fe eucarística». Ellos y ellas han dado una respuesta diferente a la mayoría del pueblo. ¿Estarán locos o serán desobedientes? ¿Necesariamente debemos temerlos como posibles acusadores? ¿Podremos con sinceridad darnos la oportunidad de una amplia corrección fraterna en la Iglesia?

Estoy convencido que de nuevo otra vez más la Providencia divina pone a nuestro alcance en la historia la chance de un sinceramiento liberador. ¿Acaso podemos seguir caminando el discipulado engañándonos a nosotros mismos? «Es duro este lenguaje, ¿quién podrá escucharte?» Pero también: Señor, ¿a quién iremos? Solo Tú tienes palabras de Vida Eterna.

UN SINCERAMIENTO LIBERADOR. Por Silvio Pereira.

El Padre Silvio Dante Pereira Carro es también autor del blog Manantial de Contemplación. Escritos espirituales y florecillas de oración personal.

2 COMENTARIOS

  1. Primero agradecer al Sacerdote Silvio Pereira por sus notas. Este tema es fundamental en la Cida Cristiana lamento muchisimo como se trato en la Iglesia a varios sacerdotes y sobretodo a Jesús que se inmolo por cada uno de nosotros. Esto me hace pensar que falta mucho para que Jesus sea el centro de Nuestra Vida… Porque me llaman Señor Señor y no hacen lo que lea digo? Por otro lado estaria muy bueno que en la Iglesia falta contemplar sobre la libertad. Para que fue libre Jesus para que quiero ser libre Yo?

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