Sigue persecución de dictadura sandinista a Iglesia católica tras detención de sacerdote

El padre Fernando Zamora, canciller de la diócesis de Siuna, fue detenido por la policía sandinista cuando se encontraba en Managua, para participar en una Misa celebrada por el cardenal y arzobispo local, Leopoldo Brenes, en la iglesia de San Luis Gonzaga. El padre Fernando es el séptimo clérigo detenido por el gobierno de Daniel Ortega, incluido el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, condenado a 26 años y 4 meses de cárcel por «traición a la patria».

Sigue persecución de dictadura sandinista
Foto: EVTV.

La dictadura sandinista detuvo sin motivo aparente al padre Fernando Zamora, canciller de la diócesis de Siuna, en el noreste de Nicaragua, cuando se encontraba en Managua, para participar en una Misa celebrada por el cardenal y arzobispo local, Leopoldo Brenes, en la iglesia de San Luis Gonzaga. Testigos aseguraron que la policía de Daniel Ortega circulaba por las inmediaciones de la iglesia durante la celebración eucarística, en actitud amenazadora.

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El presbítero fue arrestado después de la celebración, cuando el automóvil que lo transportaba paró en un semáforo y la policía lo detuvo alrededor de las 20 del domingo 9 de julio. Otros sacerdotes que estuvieron presentes en la Misa permanecieron dentro del templo católico por precaución, para evitar posibles detenciones. Hasta el momento se desconoce la ubicación exacta del padre Fernando, pese a que tampoco se presentaron cargos en su contra, ni se dieron a conocer los motivos de su arresto.

El padre Fernando Zamora es el séptimo clérigo detenido por el gobierno de Nicaragua, incluido el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, condenado a 26 años y 4 meses de cárcel por «traición a la patria», luego de un fallido exilio político en febrero pasado. La lista de acciones contra la Iglesia católica de Ortega se incrementa, dado que a principios de este mes, la policía allanó el convento de las Hermanas de los Pobres de Jesucristo, cuyas religiosas fueron deportadas a El Salvador. Después de que las monjas se fueron, la dictadura sandinista se apropió de su casa.

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