SAN IGNACIO DE LOYOLA.

Por Juan María Gallardo.

Fiesta: 31 de julio.

San Ignacio, Iñigo López de Loyola, nació el 1491 en Loyola, el último de trece hermanos. Estuvo doce años como gentil hombre del señor de Arévalo, y cuatro años a las órdenes del duque de Nájera, virrey de Navarra.

Fueron años de vida frívola cortesana, metido «en cosas de mujeres, en galas, en revueltas y juegos de armas». Estuvo a punto de ser procesado.

El año 1521, a sus treinta años, cambió radicalmente su vida, como cuenta en su Autobiografía, redactada por el P. Cámara. Luchó bravamente en Pamplona. Quedó mal herido de la pierna derecha, que le quedó más corta que la otra.

Fue trasladado a Loyola. Para entretenerse, pidió libros de caballería. En cambio le dieron la Vida de Cristo, del Cartujano, y Vidas de Santos. Ahí le esperaba la gracia de Dios. Aún se distraía «pensando en una alta señora», seguramente Margarita de Austria, hermana de Carlos V e hija de Juana la Loca, a la que vio en Tordesillas. Esta sería su Dulcinea.

Pero pronto se embebía en la buena lectura. Y se decía: «Santo Domingo hizo esto, pues yo lo tengo de hacer. San Francisco hizo esto, pues yo lo tengo de hacer».

SAN IGNACIO DE LOYOLA.

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