El padre Álvaro Granados Temes es un sacerdote español de 60 años que a pesar de encontrarse inmovilizado tras ser diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad incurable que lo dejó inmovilizado, no dejó de servir a los fieles a quienes recibe todos los días. El padre Álvaro desarrolla su ministerio en la parroquia San Josemaría Escrivá, en el barrio de Ardeatino de Roma, donde también se convirtió en un referente para los enfermos.
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El presbítero, que era profesor en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, en la actualidad se dedica a recibir las visitas de los fieles y de sus amigos: hora y media en la mañana; después de celebrar Misa; y la otra hora y media en la tarde. «Me hacen sentir vivo y querido. A veces vienen a confesarse, me hablan de sus problemas espirituales y familiares… Están muy contentos de verme, pero soy yo quien más se beneficia de estos encuentros, así como de la cercanía de mi familia y de los sacerdotes», indicó, al referirse a los fieles que lo buscan.
«Creo que cualquier enfermedad sólo puede vivir bien si estás rodeado de personas que no te hagan sentir una carga. Que te muestran su amor», aseguró el sacerdote, quien desde hace 6 años vive con la enfermedad neurodegenerativa progresiva. Precisó que ya lleva casi un año inmovilizado y que sólo puede mover la cabeza. «Es una enfermedad pesada y dura, pero me permitió madurar y sobre todo comprender cuáles son las cosas que realmente importan en la vida, como la fe cristiana y las relaciones con las personas», consideró. Desde hace un año, publica videos en su canal de YouTube.
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