Las religiosas de la congregación de Jesús y María, en Damasco, en Siria, brindan un servicio de ropa para miles de niños pobres. La hermana Annie Demerjian, una de las principales socias de proyectos de Ayuda a la Iglesia Necesitada en el país de Oriente Próximo, a lo largo de la guerra, coordinó un grupo para identificar a los cristianos más vulnerables, aislados o discapacitados y les ha ayudado a acceder a las necesidades básicas como alimentos, ropa y atención médica.
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Voluntarios ayudan a las religiosas de Jesús-María de Damasco a repartir la ropa para niños. La mayoría de las familias no podrán comprar ropa de abrigo para el invierno por la subida de precios durante estos días, dado que ya no se limita a las verduras y los alimentos, sino que también incluye a la ropa infantil, donde los precios se incrementaron un 200%. Milad, uno de los niños ayudados por la hermana Annie, relató las circunstancias en las que están con su familia. «Mi padre cayó enfermo y no puede volver a trabajar», sostuvo el menor.
«Mi madre gana algo de dinero en la limpieza de casas, pero apenas puede proporcionar el tratamiento médico que necesita mi padre. Y si mi madre puede encontrar algo de dinero, primero pensará en proporcionar comida para la familia», explicó Milad. Muchas familias cristianas en el país de Oriente Próximo sufren por no poder comprar carne e incluso verduras para sus hijos y su incapacidad para comprar también ropa agudiza su sufrimiento, pero la labor de las religiosas de Jesús y María en Siria, que brindan un servicio de ropa para miles de niños pobres, los asiste en este momento.
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