IGLESIA, ¿QUÉ TE ESPERA EN TU FUTURO? (11/2). La reforma de la Iglesia (y 2): Purificación de la identidad católica
Por Silvio Pereira.
Reforma: búsqueda de un nuevo equilibrio tras las tensiones posconciliares
Esta es la problemática justamente que nos ha venido atravesando hace muchas décadas. Y junto a ella ha reaparecido una vieja y conocida tensión: un cristianismo popular de masas a costo de bajar la calidad de la vida cristiana o un cristianismo que apunte a una alta calidad de vida testimonial pero para unos pocos elegidos o selectos. ¿Misericordia sin santidad o santidad sin misericordia?
También en los últimos tiempos hemos separado lo que en Dios va junto. No hemos encontrado el arte para anunciar una Misericordia Santificante y una Santidad Misericordiosa. Nuestra misericordia a veces se torna convalidación de una realidad a la cual ya no se aspira a transformar por la Gracia. Y nuestra santidad a veces sostiene un proceso para algunos puros o perfectos de los cuales el resto del pueblo fiel resulta excluido. Pero ninguna de estas inclinaciones expresa la Santidad y la Misericordia propias de Dios, todo lo contrario ambas terminan en el pecado.
Asimismo ha quedado entrampada la relación entre la Iglesia y el mundo, entre la Iglesia y la cultura. A veces se lo quiere bautizar todo como si todo pudiese ser cristianizado. Se trata de un optimismo ingenuo e infantil. Otras veces se lo rechaza todo pretendiendo permanecer incontaminado. Se trata de un pesimismo resentido y desesperanzado. ¿Cómo será posible anunciar fecundamente el Evangelio en estos términos? Evidentemente no ha sido posible y vemos ya las consecuencias.
Reforma: equilibrio entre la hermeneútica de la continuidad y de la ruptura
Un nuevo equilibrio debe buscarse, donde ambas dinámicas de la continuidad y de la ruptura hallen complementación productiva. Y Benedicto XVI recurría a una terminología histórica y clásica, que quizás suscite reacciones diversas, pero que no habría que emparentar unívocamente en la disputa con Lutero. El término Reforma ha sido utilizado desde antiguo en la Iglesia para expresar la conversión de todo el Pueblo de Dios o de algunos sectores. Se trata de una Reforma de usos y costumbres que se han desviado del Evangelio, por tanto de ‘purificación’ y ‘renovación’ de la identidad católica.
El espíritu reformista ha marcado profusamente las fundaciones de nuevas familias de vida consagrada en la Iglesia tanto como del ejercicio ministerial del clero. La Iglesia Santa, que acoge miembros pecadores y necesitados aún de purificación, siempre habrá de invitarse a hacer penitencia, cambiar de vida y renovar el corazón. Y sabe que la Reforma le permitirá retomar toda la potencialidad de la Vida Nueva del Señor Resucitado. Tal vez haya que buscar otro concepto análogo pero la dirección es la indicada. La Iglesia impulsada por el Espíritu ha aceptado el proceso de gracia previo al Concilio Vaticano II y se ha decidido en él a iniciar un proceso de Reforma. La mayor traba vigente es la puja y división interna que se ha suscitado en torno a su interpretación y aplicación.
Fidelidad creativa o creatividad fiel
En aquellos tiempos ya mencionados, finales del siglo XX, cuando la vida consagrada hablaba de ‘refundación’, escuché una bella expresión: FIDELIDAD CREATIVA. Me gustaría ensayar la impostación inversa complementaria CREATIVIDAD FIEL. Este es el camino que debemos reencontrar.
Sin embargo habrá que tener paciencia. Como ya expresaba a los comienzos de esta larga reflexión sobre el futuro de la Iglesia, no tengo confianza en que las generaciones aún activas que han presenciado el Concilio o que han sido formadas inmediatamente después para aplicarlo sean capaces de realizar este trayecto. Justamente son las generaciones que han quedado atrapadas en esta dinámica dicotómica de la fantasmática eclesial posconciliar. Vamos a tener que aguardar que las nuevas generaciones produzcan una relectura. Y quizás cuando lo hagan desde una mentalidad epocal distinta no dejen de renacer nuevas continuidades y nuevas rupturas.
Es parte del proceso de la Gracia que como teologúmeno expresa bien la escatología: lo que esperamos a la vez dirá continuidad con lo que somos como ruptura transfigurada. En todo caso la pretensión de envergadura del Concilio Vaticano II es comparable al gran proyecto del Concilio de Trento, y aquel tardó más de un siglo en ser receptado.
LA REFORMA DE LA IGLESIA (y 2): PURIFICACIÓN DE LA IDENTIDAD CATÓLICA. Por Silvio Pereira.
El Padre Silvio Dante Pereira Carro es también autor del blog Manantial de Contemplación. Escritos espirituales y florecillas de oración personal.
Muy bueno… La creatividad sirve para dar respuestas a necesidades reales. Mientras la iglesia no de respuestas a sus miembros. Tal como lo hizo Jesucristo no va a resurgir. Es por eso que vamos a ser pocos los consumidores fieles. Lo genial seria despertar el deseo a quienes no se sienten parte de que lo sean. Es un desafío no un problema que con un poco de creatividad fiel se puede solucionar.