El presidente de la Pontificia Academia de Teología, Antonio Staglianò, indicó que «la masonería es una herejía que se alinea fundamentalmente con la herejía arriana», en una entrevista a los medios vaticanos, en la que se refirió a las razones de la incompatibilidad entre la fe católica y el pensamiento masónico. Reiteró que «nuestra idea de Dios no está dictada por la razón humana, sino por la Revelación» y que «también diferimos sobre el significado profundo de la fraternidad y la caridad».
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«La masonería es una herejía que se alinea fundamentalmente con la herejía arriana. Al fin y al cabo fue precisamente Arrio quien imaginó que Jesús era un Gran Arquitecto del Universo —como la masonería considera al Ser Supremo, ndr.— negando la divinidad de Cristo. Por eso el Concilio de Nicea, del que pronto celebraremos los 1.700 años, afirma con fuerza la verdad sobre Jesús, que es engendrado y no creado, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios Verdadero de Dios Verdadero», aseguró, al recordar que los fieles que adhieren a las logias se encuentran en estado de pecado grave y no pueden comulgar.
Staglianò enfatizó que es la idea del «Arquitecto del Universo» o del gran «Relojero» defendida por la masonería la que es incompatible con la idea católica de Dios. «Esta idea es fruto del razonamiento humano que trata de imaginar un dios, mientras que el Dios de los católicos es fruto de la misma Revelación de Dios en Cristo Jesús. En esencia, es fruto de un acontecimiento histórico en el que Dios se hizo carne, se acercó a los hombres, habló a todos los seres humanos y los destinó a su salvación», ratificó el presidente de la Pontificia Academia de Teología.
Afirmó que el concepto de fraternidad de la masonería está a años luz del concepto de fraternidad de la fe católica. «Nuestra fraternidad se establece sobre el sacramento del amor de Dios en Jesús, se establece sobre la Eucaristía, no sólo sobre la idea genérica de ser hermanos», sostuvo, al considerar que incluso el mismo razonamiento se puede aplicar a la caridad cristiana que «no tiene nada que ver con la filantropía masónica». «La caridad cristiana corresponde al acontecimiento histórico de un Dios que murió y resucitó por nosotros y pide a sus hijos que no sean meramente filantrópicos, sino que sean, finalmente, crucificados por amor», insistió.
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