Organización humanitaria católica reinserta a unos 50 niños de la calle en medio de la pandemia de coronavirus, como parte del proyecto de la Iglesia católica para reducir el contagio de COVID-19 y beneficiar a los menores que deambulaban en Ghana. Safe-Child Advocacy —anteriormente llamada Street Children Project— es la organización humanitaria de la arquidiócesis de Kumasi y administrada por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl que lleva adelante la iniciativa como respuesta al coronavirus.
La religiosa de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul y directora del Proyecto Safe-Child Advocacy, Olivia Umoh, explicó que para los niños en las calles la pandemia no fue sólo una crisis de salud global sino «una lucha diaria por sobrevivir», en un informe compartido con ACI África. «Aunque el miedo a contagiarse con el virus es una gran preocupación, su incapacidad para encontrar trabajo, comida y acceder a otras necesidades básicas de la vida agravó sus dificultades en estos tiempos difíciles», aseguró. El informe muestra las actividades de la tercera fase del programa de ayuda de su organización en respuesta a la pandemia, que abarca el tiempo entre el 1 de junio y el 20 de septiembre. Umoh aseguró que pese a que se aliviaron las restricciones de confinamiento, las vidas de los niños de la calle y otras personas vulnerables continúan muy afectadas.
La hermana afirmó que «las condiciones de los niños de la calle y las personas vulnerables continúan empeorando cada día, a medida que el panorama económico mundial se vuelve más ajustado». Frente a ese contexto, Safe-Child Advocacy sigue con sus servicios de apoyo a los más pobres y vulnerables. Actualmente, llegaron a cientos de grupos vulnerables, incluidos los ancianos, discapacitados y familias indigentes, y ahora centró su atención en niños de la calle que necesitan reintegrarse a la sociedad. La entidad también llega a otros cientos de niños en las calles, proporcionándoles comidas diarias.
Puede interesarle: Misioneros salesianos asisten y forman a jóvenes en Benín y Liberia.
