Los obispos de Congo-Kinsasa denuncian los actos de vandalismo, profanación y robo de objetos sagrados que produjeron contra 12 iglesias y lugares de culto en la diócesis de Mbujimayi, en el este de Kasaï, en los últimos 4 meses últimos, y los ataques del domingo 1 de agosto contra la residencia del cardenal y arzobispo de Kinsasa, Fridolin Ambongo, perpetrados por jóvenes no identificados vandalizaron el lugar con consignas insultantes contra el purpurado. Ambongo recibió acusaciones el día anterior del secretario general de la Unión para la Democracia y el Progreso Social, Augustin Kabuya, que dijo entre otras cosas que el cardenal y el secretario general de Conferencia Episcopal Congolesa (Cenco), Donatien Nshole, quieren politizar la Iglesia. Los ataques están relacionados con las diferencias sobre la reorganización de la Comisión Electoral Nacional Independiente (Ceni) de cara a las elecciones presidenciales de 2023.
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La Cenco alertó sobre un «comportamiento irresponsable» y solicitó a los fieles que permanezcan «extremadamente vigilantes» y no se dejen «influenciar por nadie», en un comunicado. Indicó que se encuentra «entristecido» por los repetidos actos de vandalismo, profanación y robo de objetos sagrados que contra varias iglesias y lugares de culto que fueron denunciadas por el obispo de Mbujimayi, Bernard-Emmanuel Kasanda. Los prelados de Congo-Kinsasa aseveraron que esta violencia esta violencia «inadmisible» es «un grave ataque a la libertad de religión y de expresión, pero también una violación de la democracia». «Es un gran paso atrás en el camino hacia el Estado de Derecho al que aspira el pueblo congoleño», indicaron los obispos de Congo-Kinsasa, que denuncian la profanación de 12 iglesias, por lo que piden al gobierno de Félix Tshisekedi que «tome las riendas de la situación», identifique y castigue de forma severa a los responsables «para que no vuelvan a producirse este tipo de atentados».
Kasanda, por su parte, calificó los hechos de «crímenes de odio» que merecen un castigo rápido y «ejemplar». «Se trata de actos deliberados de profanación, despreciables y particularmente repugnantes. Robaron tabernáculos, vasos sagrados, piedras y manteles de altar, copones, muebles y estatuas del Sagrado Corazón de Jesús y de la Virgen María», aseveró, al referirse a los ataques que padecieron en su diócesis la catedral de Saint Jean-Baptiste de Bonzola de Mbujimayi, y las parroquias de Saint Amand, Sainte Bernadette de Nkolongo, Saint Vincent de Paul de Nkuadi, Christ Roi de Kansansa y otras. «Un grupo de personas no identificadas se presentó en el arzobispado de Kinshasa y en la residencia del cardenal Fridolin Ambongo, entonando cánticos y frases insultantes y cometiendo actos violentos», explicó el sacerdote Georges Njila, canciller de la arquidiócesis de Kinsasa.
Actualmente, hay tensiones entre la Iglesia católica en el país y el gobierno por el fracaso en la elección del presidente de la Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI), que debe ser designado por las principales confesiones religiosas congoleñas. El 23 de julio pasado, el padre Donatien Nshole, portavoz de las confesiones religiosas, denunció «presiones, intimidaciones y amenazas de todo tipo contra algunos miembros de la plataforma de confesiones religiosas». La Conferencia Episcopal y la Église du Christ au Congo —que agrupa a la mayoría de las confesiones protestantes congoleñas— se oponen a la candidatura de Denis Kadima, propuesto por otras 6 confesiones religiosas —islámica, kimbanguista, Ejército de Salvación, ortodoxa y pentacostal— por considerarlo demasiado cercano al mandatario Tshisekedi.
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