Los obispos de Bielorrusia pidieron que «que en lugar de la fuerza de las armas reine la fuerza de los argumentos fundados sobre el diálogo en la verdad y sobre el amor recíproco», al implorar el fin de la violencia de la policía y el ejército contra manifestantes. El presidente Alexander Lukasenko fue confirmado en el cargo -que ocupa desde 1994-, luego de las recientes elecciones calificadas de fraudulentas por la oposición y por expertos internacionales. Actualmente, la Iglesia católica en Bielorrusia es mayoritaria en las regiones occidentales del país, en la frontera con Polonia. Además, tiene presencia en otras regiones de mayoría ortodoxa.
El arzobispo de Minsk-Mogilev, Tadeusz Kondrusiewicz, exhortó al diálogo entre las autoridades del país y a los representantes de la oposición, para concluir la situación que es única en la historia de Bielorrusia, donde se ve lamentablemente «la fuerza de las armas». «En este momento crucial de nuestra historia, en nombre de Dios y de su infinita misericordia, del amor y de la paz, me dirijo a todas las partes en conflicto, con la petición de interrumpir toda acción violenta. Que sus manos creadas para el trabajo pacífico y la concordia fraterna, no se levanten con las armas, ni las piedras», solicitó Kondrusiewicz. El obispo católico de Vitebsk, Aleh Butkevich, aseguró que «la única vía de salida es la búsqueda de la verdad» que «no está nunca de parte de la violencia». «Está claro que no vivimos en un mundo ideal, pero siempre existe la posibilidad de usar el sentido común, ¡siempre!», reiteró Butkevich, al invitar a los fieles a usar la única arma eficaz, la oración del santo Rosario.
Por otro lado, en la Iglesia ortodoxa hay voces que discrepan. El metropolitano de Minsk y exarca patriarcal de toda Bielorrusia, Pavel, siguió el ejemplo del patriarca de Moscú Kirill y felicitó a Lukashenko «por su elección como presidente de Bielorrusia». Lukashenko sostuvo que confía en Pavel, que es ciudadano ruso, para la defensa «de la soberanía de Bielorrusa, la custodia de la herencia espiritual y el reforzamiento de la estabilidad social y económica de nuestra patria», en un mensaje que podría interpretarse que está dirigido al presidente de Rusia, Vladimir Putin. Las felicitaciones de Kirill y Pavel no impactaron de forma favorable en la opinión pública bielorrusa. La teóloga ortodoxa bielorrusa Natalia Vasilievich sostuvo que «las autoridades ejercen presión sobre los sacerdotes ortodoxos que participaron en las protestas», a tal punto de frenar el apoyo que ellos demuestran en las redes sociales.
