El prelado Luiz Fernando Lisboa, reveló que, como obispo de Pemba, recibió «amenazas de muerte» de miembros del gobierno de Mozambique, tras denunciar la violencia en la zona de Cabo Delgado, en una entrevista al diario italiano ‘La Repubblica’. Tras 20 años como misionero en África Oriental, de los cuales más de 7 fue obispo en Mozambique, precisó fue transferido este año por el Papa Francisco a la diócesis de Cahoeiro de Itapemirim en Brasil con el título de arzobispo ad personam. Desde el año 2017, la región de Cabo Delgado padece la presión de grupos armados ligados al Estado Islámico.
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«Primero recibí amenazas de expulsión, después de incautación de documentos y finalmente de muerte», aseguró Lisboa, al explicar que las amenazas provenían de agentes del gobierno que pretendían ocultar la situación a los medios de comunicación, y no de los extremistas islámicos como se pensaba. Sostuvo que el gobierno negó en Maputo «la guerra desde el principio». «Cuando el conflicto y el peligro se hicieron evidentes, prohibió hablar de ello. Impidió que los periodistas hicieran su trabajo. Un reportero está desaparecido desde abril del año pasado. Trabajó para una radio comunitaria y habló sobre la guerra. En su último mensaje, dijo que había sido rodeado por la policía. La Iglesia fue la única que habló sobre la situación. Y eso no agradó al gobierno», sostuvo, en declaraciones publicadas por la Agência Ecclesia.
Enfatizó que «no toleraban noticias sobre el Estado». «Cuando hace un año la Conferencia Episcopal condenó lo que estaba sucediendo en un documento, las autoridades reaccionaron mal y comenzaron a arrojarme barro», denunció. Al referirse a los ataques, sostuvo que no son de naturaleza religiosa. «No es una guerra religiosa, atacan a todos y destruyen tanto iglesias como mezquitas. Matan a líderes cristianos y musulmanes. Es una guerra económica por la apropiación de recursos naturales: gas líquido, oro, rubíes, piedras semipreciosas», indicó. Tras su nombramiento al frente del obispado de Cachoeiro de Itapemirim en Brasil, Lisboa admitió que el Papa Francisco conocía la situación del país por información a la que él no había tenido acceso.
«El Papa tiene mucha información, incluso a veces ni nosotros mismos tenemos. El Papa estaba muy preocupado por la situación en Mozambique, estuvo muy cercano, envió ayuda, me llamó para hablar directamente sobre la situación y pensó que era mejor que me fuera a trabajar a otro lugar», precisó. El Pontífice pidió el cese de los ataques en Cabo Delgado desde su inicio en 2017, y también en su mensaje Urbi et Orbi con motivo de la Pascua de 2020, hizo un llamamiento por la paz en el país. En agosto de 2020, el Papa llamó a Lisboa para manifestarle su cercanía tanto al él, como al pueblo de Cabo Delgado, y le aseguró que había estado siguiendo los acontecimientos en la provincia «con gran preocupación y que rezaba constantemente» por ellos. El prelado indicó que Francisco le dijo «que si había algo más que pudiera hacer, que no dejáramos de pedírselo». «Estaba preparado para caminar con nosotros», afirmó.
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