El obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, recuerda el «testimonio de fe en Cristo» de los mártires de Paracuellos, al presidir una Misa por el 85 aniversario de los 143 beatos mártires de Paracuellos de Jarama, el domingo 14 de noviembre. Destacó el testimonio de los mártires «de amor a España y de perdón a sus verdugos» como parte de una «obra de amor y testimonio de la fortaleza que el Espíritu Santo regala a los hijos de Dios».
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Denunció que «la España oficial está ejerciendo una férrea censura sobre Dios» que se extiende a «las instituciones públicas y en la mayoría de medios de comunicación». Se refirió «de manera especial al momento que nos ha tocado vivir» como la eutanasia, el «pensamiento único» difundido en los planes educativos o una «agenda de ingeniería social» promovida por «los más altos organismos internacionales». Resaltó el ejemplo de coherencia, esperanza y necesidad de los beatos en una España en crisis. Precisó que «están tan presentes las fuerzas del mal», que «se necesitaría ser inconsciente para no ver cuán fuerte es el mal en la historia humana».
HOMILÍA Y ÁLBUM DE FOTOS Mons. Reig presidió la Santa Misa y la Procesión Eucarística con ocasión del LXXXV Aniversario del Martirio de los 143 Beatos de Paracuellos de Jarama y la Jornada Mundial de los Pobres – https://t.co/cFGZORiT1z pic.twitter.com/j3ZbsX4BnH
— Obispado Alcalá (@obispadoalcala) November 15, 2021
Reiteró el sentido y la esperanza con la que los 143 mártires derramaron su sangre tras ser asesinados por odio a la fe durante la persecución religiosa en España y advirtió el peligro de «pensar que todo se encamina hacia un final perverso». «El Evangelio nos asegura que al final de la historia, la palabra ‘fin’ será puesta por la venida de Jesús resucitado, quien vendrá ‘con gran poder y gloria’. Él acabará con el poder del mal y con su venida el Reino de Dios será instaurado plenamente», reflexionó, tras destacar que «el Hijo del hombre revela su soberanía reuniendo entre sí a los elegidos» como son los mártires beatificados en Paracuellos, que «vivirán su gloria para siempre». El obispo Reig Pla recuerda el valor de su testimonio en «descubrir la trascendencia y seriedad de nuestra vida y de nuestros actos».
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