Los monjes del Monasterio de Silos, origen del canto gregoriano en España, se ven obligados a abandonar el recogimiento de sus celdas y salir del convento por primera vez desde 1835, tras un incendio, puesto que al menos 8 edificios del pueblo fueron destruidos por las llamas que arrasan los terrenos circundantes a la localidad de Santo Domingo de Silos, y más de 500 personas fueron desalojadas.
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Los religiosos precisaron que fueron recibidos en la hospedería del monasterio benedictino femenino de Santa María, en la cercana localidad de Aranda de Duero. Manifestaron su preocupación por los vecinos del pueblo, que también se vieron obligados a salir de sus casas, y su desolación por los destrozos causados por el fuego tanto en el pueblo como en el entorno natural y los negocios agrícolas y ganaderos. La salida de los monjes del Monasterio de Silos, que se ven obligados a abandonar sus celdas, no sucedía desde que el ministro Juan Álvarez de Mendizábal puso en marcha un proceso de expropiación forzosa de los bienes eclesiásticos.
La llamada ‘Desamortización’ incluyó también la expulsión de toda orden religiosa que no se dedicara directamente a la caridad y, contra el argumento esgrimido para su puesta en marcha, ni recaudó los fondos pretendidos ni propició un reparto de tierras. Los orígenes del monasterio se remontan a un documento del año 954 en el que se nombra por primera vez el entonces conocido como Monasterio de San Sebastián de Silos. En 1880 un grupo de monjes benedictinos expulsados de Francia llega al monasterio y restaura su vida de oración y trabajo. En 1970 un incendio lo dañó, pero los trabajos de restauración dejaron el monasterio como se puede contemplar en el día de hoy.
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