Los misioneros espiritanos brindan asistencia a los nómadas frente a la brutal sequía en el sur de Etiopía, dado que realizan el reparto de suministros. El padre Kilimpe Garbicha, superior de los espiritanos en Etiopía, precisó que para el pueblo borana —ganadero y nómada o seminómada— la riqueza se expresaba en cabezas de ganado, pero con la sequía y el agotamiento del agua mueren las vacas y se empobrecen las familias.
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Sostuvo que debido a que otras familias se desplazan lejos de sus zonas habituales los alimentos se encarecen y los niños son reclamados para ayudar a la familia y dejan de ir a la escuela. Garbicha afirmó que normalmente hay 2 temporadas de lluvias al año, la larga —de marzo a mayo— y la corta —de septiembre a noviembre—, al indicar que se espera siempre que durante la temporada larga se produzca el 70% de la producción agrícola así como el forraje para el ganado.
Aseguró que las cosechas de ambas temporadas se hundieron con la sequía y además una plaga de langostas acabó de devastar la zona. Indicó que al huir del hambre, unas 370.000 personas se convirtieron en desplazados en esta región. «A pesar de la existencia de muchos socios humanitarios en la zona, existe una gran brecha entre las necesidades y las respuestas en curso», lamentó, dado que en todo el sur de Etiopía se habla de 3.000.000 de personas que requieren ayuda humanitaria.
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