MARIHUANA MEDICINAL: ¿MEDICINA O MEDICAMENTO? (3).

Continuación de Marihuana medicinal: ¿medicina o medicamento?

Por Lenin de Janon Quevedo.

3. La mariguan y demás yerbas del nuevo mundo

No está claro, ni exento de controversias, que los americanos precolombinos hayan utilizado la planta de la marihuana. Los archivos históricos dan cuenta que el cannabis fue introducido por los españoles primero en Chile, luego en Perú y posteriormente en todos los territorios conquistados —desde Argentina hasta Oregón— por orden de Felipe II para ganarle la delantera a Isabel I de Inglaterra. A los españoles les interesaba la manufactura del papel —que contuvo fibras de cannabis hasta fines del siglo XIX— en tanto los ingleses la cultivaron para hacer, además, sogas y tejidos para las velas de los barcos.

El nombre cannabis se transformó en marihuana por razones aún misteriosas, ya sea por influencia del mariguan de los Apaches, Navajos u otros nativos del norte de México; el ma- hua —flores de cáñamo— de los trabajadores chinos al interrelacionarse con los mejicanos en la costa oeste de los EEUU; el mariguanza de los chamanes chilenos o el maran guango —intoxicación— de los portugueses.

La marihuana también viajó a América junto a los esclavos africanos que la conocían desde hace seis siglos por las incursiones árabes desde Egipto y por la colonización de población india en el este y sur del África. La mayoría de sinónimos con los que hoy se llama al cannabis en Brasil —maconha, diamba, u otros— provienen del habla angoleña. Los esclavos le atribuyeron poderes mágicos y la usaron tanto para el culto de sus deidades como para los dolores dentales o cólicos menstruales.

4. El hashish seduce a la medicina moderna

La Europa del siglo XIX conoció la marihuana por dos vertientes que seguían distintos intereses. Una vertiente fue la iniciada por los franceses Silvestre de Sacy (1758-1838) y Pierre Charles Rouyer (1769-1831) que acompañaron los ejércitos napoleónicos en la invasión a Egipto (1798). Ellos describieron la planta, la práctica y efectos de fumar hashish, y llevaron material a Francia para hacer estudios sobre la actividad psicotrópica. El famoso psiquiatra francés Jacques Moreau de Tours (1804-1884), durante sus viajes al norte de África en 1830, observó los efectos sobre el estado de ánimo y describió las consecuencias de las altas dosis de hashish sobre la mente humana elaborando la hipótesis que los sueños, la insania y la intoxicación por droga compartían mecanismos similares; incluso, propuso estudiar un modelo científico de psicosis inducido por hashish un siglo antes que en los EEUU se lo planteara con el ácido lisérgico y la mescalina. Moreau escribió: «he visto en el hashish, más específicamente en sus efectos sobre las funciones mentales, un método potente y único para investigar el génesis de la enfermedad mental». En la Paris de 1850 floreció el ‘Club des Haschichins’ entre cuyos miembros estaban los literatos Charles Baudelaire, Théophile Gautier y Alexandre Dumas, quienes se prestaron para los experimentos de Moreau y popularizaron el hashish exaltándolo como camino hacia la auto realización estética, del mismo modo que Allen Ginsberg y otros lo hicieran en EEUU cien años más tarde.

La otra vertiente provino del Reino Unido y se centró en los efectos somáticos del cannabis descriptos por el médico británico William O’Shaughnessy (1809-1889) quien trabajó como profesor de Química y Medicina en la India. O’Shaughnessy observó que la medicina tradicional de ese país usaba el cannabis para tratar trastornos espásticos y convulsiones en casos de hidrofobia —rabia—, tétano, cólera y delirium tremens. Este médico envió provisiones a Londres para que una firma farmacéutica realizara ensayos clínicos. Así, los extractos del cannabis fueron incorporados al ‘British Pharmacopoeia’ primero, y a ‘United States Pharmacopeia’ después, siendo ampliamente difundidos en todo el mundo de habla inglesa como sedante, hipnótico y anticonvulsivante, desde fines del siglo XIX hasta entrado el siglo XX.

Con el tiempo el cannabis fue quedando a un lado y eliminado de la farmacopeas británica (1932) y estadounidense EEUU (1941). Su uso clínico había desaparecido debido a que, entre otras cosas, estaba comprobado que la inestabilidad del principio activo no psicotrópico —variantes resina y herbácea— generaba una vida útil corta e impredecible; como también, porque en la primeras décadas del siglo XX aparecieron opiáceos puros y drogas sintéticas más confiables que la reemplazaron. Aunque su proscripción generó algunas protestas, estaba claro que si el cannabis quería recuperar el interés clínico debería ser mejorado sustancialmente.

Marihuana medicinal: ¿medicina o medicamento? (3) en PDF.

El documento fue publicado originalmente en Biblioteca digital de la UCA en 2014.

MARIHUANA MEDICINAL: ¿MEDICINA O MEDICAMENTO? (3).

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