LOS COMITES DE BIOÉTICA ASISTENCIAL: SITIOS DE ENCUENTRO Y DE ACOMPAÑAMIENTO (1).

Por Lenin de Janon Quevedo.

Los comités de bioética asistencial o ética clínica son un grupo de profesionales de la salud, de origen diverso, que se reúnen para analizar la bondad de las acciones de quienes implementan cuidados sanitarios. La motivación real del análisis es la búsqueda en común unión del ‘bien’ ya que sus integrantes manifiestan una necesidad íntima e intransferible de buscar al bien perfecto y perfeccionador de sí mismo. Así los comités constituyen una oportunidad para que la Verdad trascendente ilumine la resolución de cuestiones morales complejas. Respetando su naturaleza propia, el artículo postula al comité como un sitio donde es posible trabajar en la difusión de la Palabra, crecimiento en la fe y practicando la caridad gracias a una pedagogía que incluye pluralismo, acogida y diálogo transformador, a fin de abordar interrogantes éticos producto del progreso biomédico y biotecnológico.

«Asisto a las reuniones del comité con el mismo entusiasmo e interés que, cuando joven, asistía a las clases en la Facultad de Derecho». Héctor —abogado jubilado que aporta su gran experiencia en el ejercicio del derecho sanitario—.

Introducción

En la obra la ‘República’, Platón nos cuenta que a Sócrates le preguntaron ¿qué era el bien?, pero éste no pudo contestar porque era algo demasiado elevado. En su lugar prefirió explicar un fruto del bien usando la analogía del sol, dueño de la luz: así como la luz media entre el sentido de la vista y la posibilidad de que un objeto sea visto —argumentaba Sócrates— la verdad que proviene del bien y la esencia del ser iluminan el alma para que ésta conozca y comprenda. El bien permite comprender las cosas y a la vez añade esencia al ser, sin embargo, no es esencia, sino algo superior en dignidad y poder puntualizó el filósofo.

Hay personas que al cuidar de la salud del otro deciden reunirse para responder dos simples preguntas: ¿qué decisión debo adoptar? y ¿cómo debo actuar? Ciertamente así es como nace un comité de ética asistencial, también llamado de bioética clínica, pero en realidad lo que convoca a estas personas es la búsqueda en común–unión del bien.

Pareciera ser que estos cuidadores en algún momento de sus vidas ya se toparon con el bien y, desde entonces, no quisieran apartarse de él. Es que hay un acontecimiento que marca una orientación determinante y da un nuevo horizonte a la vida de un individuo. Este acontecimiento no es una decisión ética ni tampoco una gran idea, sino que es producto del encuentro con ‘una Persona’.

Se trata de un encuentro con el Bien. El Fin último, perfecto y perfeccionador de sí mismo, capaz de inspirarnos una relación amistosa que no puede ser sino benevolente y mutua. Un Bien con rostro humano que es ‘Bien-con-nosotros’ y cuyo encuentro es «un encuentro con los hermanos, un acto de unificación y responsabilidad hacia el otro y hacia los demás».

Los comités de bioética son grupos humanos que se plantean y estudian minuciosamente determinados valores individuales o sociales, a través del examen de la propia conducta y de la de los demás. A tal fin consultan bibliografía especializada al igual que teología y filosofía. Sus miembros proceden de diferentes profesiones sanitarias, del trabajo social, del administrativo-contable, de la pedagogía y de carreras humanísticas como la antropología, filosofía o teología, sin prescindir de la participación de un abogado perito en leyes de salud, un miembro de la comunidad y un especialista en Bioética. El trabajo grupal permite que el equipo supere las limitaciones —siempre posibles por nuestra condición individual— provenientes de la observación del mundo desde una perspectiva puramente personal. El grupo se reúne e interactúa de forma tal que cada uno «aprovecha los puntos fuertes de sus colegas y de algún modo compensa sus puntos débiles». Todos poseen diversos origines, todos hablan en sus propias lenguas, pero todos se integran al unísono y se entienden a la perfección, como emulando un moderno Pentecostés.

El legado de Aparecida

La Conferencia de Aparecida nos recordó a los laicos que también somos Iglesia: asamblea convocada por Cristo para llevar su testimonio al mundo entero, enviados para dialogar y trasformar. Los laicos, en comunión con los pastores, somos corresponsables en la construcción de una sociedad conforme al Evangelio.

Entonces ¡qué mejor que difundir ese testimonio entre personas ávidas de encaminar sus acciones hacia la verdad trascendente y, sobre todo, teniendo en cuenta que tales acciones recaen directamente sobre el bien más preciado entre los preciados: la vida humana!

No es extraño pensar que el interés en la Bioética provenga de una búsqueda individual, íntima e intransferible de satisfacer la necesidad de verdad. La naturaleza grupal de los comités hace posible encontrarse con la Verdad junto a los otros; y su peculiaridad asistencial permite aproximarse al Nazareno en el sufrimiento del enfermo y el afligido. Son ámbitos amables para proponer cual invitación la Palabra y reflexionar gracias a su ayuda. Cuando un miembro del comité se pregunte ¿qué debo hacer? es el momento de recordar la respuesta que —como dice Juan— el Maestro les respondió a sus discípulos: Vengan y lo verán.

Los comités de bioética asistencial: sitios de encuentro y de acompañamiento en PDF.

El documento fue publicado originalmente en Biblioteca digital de la UCA – ‘Ética y Vida’ en diciembre de 2017

@ldejanon_qv

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