LA ESCASEZ DE LAS VOCACIONES Y LA REDUCCIÓN DE LOS CRITERIOS DE SELECCIÓN (1).

Por Alejandro Antonio Zelaya.

La tentación del pensamiento corporativo en la Iglesia

El obispo Gadecki, presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia, en su carta del pasado 22 de febrero de 2022, Fiesta de la Cátedra de San Pedro, le escribió al presidente de la Conferencia episcopal alemana, Mons. Bätzing, sobre la «tentación del pensamiento corporativo en la Iglesia». De ese modo en ésta, su carta tan fraterna de obispo a obispo, recomendó a la Iglesia en Alemania a no dejarse guiar por la idea de que si hay menos vocaciones, tendrían que bajarse los criterios de selección, con el fin de tener más vocaciones. Ante la «escasez de personal, tendrían que bajarse los criterios de selección o contratación», ésa es la idea errónea. De esa manera, Mons. Gadecki hace referencia al llamado «pensamiento corporativo» en la Iglesia.

En ese mismo apartado de la carta pide además no ceder a la tentación de la abolición del celibato sacerdotal. Citando Sacerdotalis Caelibatus de San Pablo VI, trata la raíz del problema: «No se puede asentir fácilmente a la idea de que con la abolición del celibato eclesiástico, crecerían por el mero hecho, y de modo considerable, las vocaciones sagradas: la experiencia contemporánea de la Iglesia y de las comunidades eclesiales que permiten el matrimonio a sus ministros, parece testificar lo contrario. La causa de la disminución de las vocaciones sacerdotales hay que buscarla en otra parte, principalmente, por ejemplo, en la pérdida o en la atenuación del sentido de Dios y de lo sagrado en los individuos y en las familias, de la estima de la Iglesia como institución salvadora mediante, la fe y los sacramentos; por lo cual, el problema hay que estudiarlo en su verdadera raíz» (Sacerdotalis Caelibatus, 49).

Las causas de la crisis son otras. «Los clérigos nos hemos convertido a menudo en meros expertos en política social, migratoria y medioambiental, lo que ciertamente no requiere una vida célibe», refiere Mons. Gadecki. Asimismo más adelante en el texto cita parte del número 81 de Evangelii Gaudium del Papa Francisco. Aquí transcribimos ese apartado de forma completa: «Cuando más necesitamos un dinamismo misionero que lleve sal y luz al mundo, muchos laicos sienten el temor de que alguien les invite a realizar alguna tarea apostólica, y tratan de escapar de cualquier compromiso que les pueda quitar su tiempo libre. Hoy se ha vuelto muy difícil, por ejemplo, conseguir catequistas capacitados para las parroquias y que perseveren en la tarea durante varios años. Pero algo semejante sucede con los sacerdotes, que cuidan con obsesión su tiempo personal. Esto frecuentemente se debe a que las personas necesitan imperiosamente preservar sus espacios de autonomía, como si una tarea evangelizadora fuera un veneno peligroso y no una alegre respuesta al amor de Dios que nos convoca a la misión y nos vuelve plenos y fecundos. Algunos se resisten a probar hasta el fondo el gusto de la misión y quedan sumidos en una acedia paralizante».

El obispo polaco muy claramente afirma lo que hace falta en la Iglesia: «Los fieles merecen sacerdotes que se pongan enteramente al servicio de Cristo. Cristo llama a sus discípulos a estar con él (Mc 3,14). Lo que atrae a la gente a la Iglesia y al sacerdocio no es otra oferta de vida fácil, sino el ejemplo de una vida totalmente consagrada a Dios».

El padre Alejandro Antonio Zelaya es licenciado en Psicología y miembro del Equipo de Formación Permanente del Clero de la diócesis de Avellaneda-Lanús.

LA ESCASEZ DE LAS VOCACIONES Y LA REDUCCIÓN DE LOS CRITERIOS DE SELECCIÓN (1).

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