JESÚS, LLENO DE ALEGRÍA EN EL ESPÍRITU SANTO.
Por Mario Ortega.
Lc 10, 21-24. Jesús, lleno de alegría en el Espíritu Santo. Martes semana I Adviento
En aquella hora Jesús se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».
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Jesús, lleno de alegría en el Espíritu Santo
- Jesús se llenó de alegría en el Espíritu Santo al ver cómo el Padre va revelando su plan de amor y salvación a los humildes y sencillos. Jesús se alegra en el Espíritu. Este sentimiento de gozo profundo, íntimo, interior, del Señor nos revela dónde está la verdadera alegría.
- Normalmente nosotros decimos: me alegro por esto o por esto otro. Estoy alegre… Y en seguida añadimos la causa a través de la preposición POR. Sin embargo, el Evangelio nos muestra que lo más verdadero no es alegrarse POR, sino alegrarse EN. En Dios, como hoy vemos a Jesús. Se llenó de gozo en el Espíritu Santo. Como nos enseña la Virgen María: Se alegra mi espíritu EN Dios mi salvador.
- Alegrarse en Dios es una alegría por amor a Dios. A pesar de nuestras debilidades, sufrimientos, limitaciones y tristezas, estamos llamados a alegrarnos en Dios, a vivir en su amor, que será la causa de una alegría profunda y duradera. Vivir en Dios, alegrarse en Dios, nos permitirá también acoger al hermano, y hacerle partícipe de esta alegría. Porque es una alegría EN y no la alegría POR, que siempre es pasajera.